Tampoco yo entiendo qué valor puede tener esta compra de S’ Espalmador, el islote privilegiado entre Ibiza y Formentera y que durante cientos de años fue puerto de refugio para los piratas que merodeaban y se veían obligados a recalar para atender urgencias o descansar. De hecho, esta charca de barros hoy tan famosos era la letrina donde se sumían todos los desechos. Formentera estaba deshabitada y lo estuvo cientos de años.

El antiguo propietario Carlos Tur Roig lo vendió al catalán Bernardo Cinnamond James en 1932 por 42.000 pesetas, algo más de 250 €. Sus herederos decidieron ofrecer la propiedad al Estado por unos 30 millones, que pasaron a ser 18. Finalmente ha sido un desconocido quien lo ha adquirido por 18 millones “para uso propio”.

Por supuesto yo no creo nada, máxime conociendo la fragilidad de carácter de algunos de nuestros políticos. Miren como está quedando el archipiélago.

Sería chocante que este oscuro comprador fuera algún fondo de inversión, mangoneado por algún fondo buitre ruso, como presuntamente en el caso del arco de costa comprado por los hermanos Reuben en Ibiza, y donde yo sigo viendo la impronta de la mano rusa. El tiempo lo dirá. O no dirá nada.

Son muchos millones para tan poco servicio. Hay que recordar que el islote está sujeto a dos servidumbres inamovibles. Por una parte el deslinde de la zona marítimo terrestre, con acceso al público que llegue en barca. Y por otra, es parte nuclear de un parque natural -Ses Salines- que no permite mover ni una brizna de yerba ni de vegetación. Por desgracia, en Ibiza y Formentera conocemos la fuerza de los hechos consumados y cómo suelen violarse leyes y reglamentos con facilidad.
@MarianoPlanells