A todos los de Ibiza y Formentera, a todos sin excepción, con afecto y estima, os deseo un feliz Día de Pascua, y para que este sentimiento mío sea real y eficaz, es bueno, más aún necesario, que vivamos este día como es: celebrar la resurrección de Jesús como primicia y prólogo de la resurrección eterna que Dios nos tiene preparada para cada uno de nosotros.

Celebrando la resurrección de Jesús es algunos pueblos de nuestras Islas celebramos hoy una procesión que muestra el encuentro entre Jesús, nuestro Salvador, con la Virgen María, su madre y nuestra madre espiritual, pues nos la declaró así desde la Cruz. Este año, por primera vez, en la ciudad de Vila también tenemos esa procesión gracias a las actividades de las buenas cofradías.

La noche anterior hemos celebrado en todas las parroquias la liturgia de la resurrección de Jesús y acogiéndola, aceptándola con fe y esperanza, vemos que Cristo vive, está con nosotros, nos ama y nos ayuda.

El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos hoy, participando bien en ella, de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío, que a final de este mes algunos de aquí lo visitaremos en u viaje que hemos organizado a Tierra Santa, y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles, de las que nos hablan los Evangelios.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?

Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14) Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.

Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.

Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.

A todos, pues, celebrando así este día, Santa y feliz Día de Pascua, Día de la Resurrección de Jesús, primicia de la resurrección que Dios nos tiene preparada para cada uno de nosotros.