En un país formado por reinos de taifas resulta que una de las comunidades más ricas, que más reparte en el resto de España su Gordo de la Lotería que es el turismo, es Baleares. Nuestra comunidad aporta mucho y recibe poco del Estado, aunque recibe muchos turistas nacionales que rellenan sus arcas, pero vemos que en los presupuestos que se están cociendo y que no son ya de crisis sino de expansión pura y dura, el derroche es mayúsculo, en vez de disminuir la impresionante deuda pública que tenemos. Los presupuestos montorianos son de una insolidaridad manifiesta. El País Vasco, que apenas paga nada al Estado, se lleva un porrón en inversiones. O sea son muy ricos, pero se lo llevan crudo por dos motivos, porque permiten la gobernabilidad de Rajoy y porque hay que atemperar su nacionalismo prerromano, no vaya a ser que sigan los pasos de los representantes de Tractoria. Los canarios o afortunados también sacan lo suyo. Un buen tajo se lo lleva Andalucía, una comunidad que pese a llevar cuarenta años recibiendo pasta por un tubo sigue siendo pobre; eso sí, cuando vas por allí te das cuenta que todo el mundo, incluso los que no han pegado un palo al agua en su vida, viven de puta madre. Por si fuera poco, la autonomía a la que se va a aportar más liquidez es Cataluña, porque ellos por sí solos tienen su deuda en puro bono basura. Eso es lo que han conseguido JxSí y los Kokomochos. ¿Y Baleares? Pues en el pelotón de cola, con unos políticos en el limbo cargándose su modelo productivo, mientras otras comunidades rapiñan como leones hambrientos. Ni los políticos de Madrid, ni estos de aquí, tampoco. ¡Menuda tropa! Unos se ríen de nosotros, mientras los otros no exigen.