El consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía (¡ahí es ná!) y luego expresidente de la comunidad autónoma más subvencionada del mundo, el madrileño don José Antonio Griñán, Pepe, ¡ozú!, ha dicho que se enteró del agujero negro y cósmico de los ERES cuando estalló el caso. O sea, es muy habitual que los socialistas se enteren de su corrupción por la prensa. Los periódicos les suelen informar de lo que hacen pero que no hacen. Por si fuera poco, Griñán le ha espetado al tribunal que le «juzga» que un consejero de Hacienda no puede estar en los detalles, en la pomada. O sea que la malversación de cantidades astronómicas de parné, todo eso era un detalle y que el consejero, el presidente, estaba digamos en asuntos más universales. ¿Cómo cuáles? Pues no sé qué asunto más importante puede haber en Andalucía que el dinero para formar la legión enorme de parados que tienen y que al final son votos seguros, clientelismo. Habría que decirle al Sr. Griñán que los parados en Andalucía son mucho más importantes que el flamenco, que el barrio de Triana, que Juncal, que el pescaíto frío, que Don Guido, que la pipirrana, que la Zarzamora, que el fino manzanilla, que las gambas onubenses, que la Virgen del Rocío, que Séneca, que la Nati (que lo hace gratis), que lo cafelitos de Juan Guerra, que el clan de la tortilla, que La Rábida y el Descubrimiento de América. Griñán no sabía nada porque no podía estar en los detalles y eso que los parados para el PSOE-Andalú lo son todo, son más importantes que la mojama y que Curro Romero. Qué raro (supuestamente) que Griñán no zupiera ná ni que conocieras a alguno de los agraciados con esa lotería pública desviada que estuvo tan repartida…