Boadella, reconvertido en psiquiatra a pie de obra, en terapeuta de urgencia, lo resume así: “Los catalanistas odian como los nazis, sustituyendo a los españoles por los judíos”. Un odio profundo que nace desde las guarderías, promovido e inducido por Jordi Pujol y sus secuaces, sobre todo a partir de la década de los 90, pero con manifestaciones tempranas ya en los años 80, cuando tendría que haber sido encarcelado por años por el saqueo de Banca Catalana. Pero una vez más, Felipe González dejó correr libre a la presa, poniendo así la piedra angular de una situación que todavía ocasionará muchas desgracias.

Lo vemos día tras día. El día del Libro supuso un ataque en toda regla por las turbas neonazis de las CDR (Comités de Defensa de la República, la kale borroka catalana) contra García Albiol, que desde sus dos metros de estatura miraba impasible como los separatistas le insultaban. Estuvo tres horas, como un bloque de mármol.

Pero los niños de cinco a de nueve años no son Albiol. la Fiscalía ha ordenado la detención de nueve profesores que humillaron y acosaron a los niños hijos de guardias civiles pocos después de la convocatoria ilegal del 1-O. Lo primero, obligando a identificarse y después marginándolos, soltando toda suerte de barbaridades contra la Guardia Civil. No voy a rebajarme reproduciendo la noticia, fácilmente localizable en Internet. Hay indicios de que estas situaciones se reprodujeron en toda Cataluña, ante la pasividad del Gobierno de España, que parece un cómplice dócil de estos delincuentes. Estos niños españoles no pueden elegir, no pueden defenderse y como era de esperar, su rendimiento se ha desplomado. Educación lejos de las manos de esos radicales.
@MarianoPlanells