Algo se muere en el alma cuando se cierra un hospital. Recuerden la pasada legislatura cuando Bauzá anunció el cierre del Hospital General y el Hospital Joan March ante la incapacidad del Govern de mantener los dos centros hospitalarios por falta de dinero. Los médicos se manifestaron, la izquierda protestó en las calles día sí y día también, al igual que los sindicatos y plataformas afines. La puesta en escena de la indignación fue realmente espectacular y efectiva. Realmente en ese momento el Govern explicó mal las cosas porque lo que hacían era reestructurar los hospitales y, evidentemente, nadie se moriría en las calles por falta de atención médica. Pero el tema de la salud da para mucha demagogia, ya saben. ¿Y qué dijo la actual presidenta sobre el cierre del hospital Joan March y el General? «Bauzá se ha hecho famoso en toda España por cerrar hospitales», declaró. Ahora resulta que Cas Serres, que tenía categoría de centro hospitalario, dejará de tener ese tratamiento. La consellera Patricia Gómez ha dicho en el Parlament que retirar la concesión de hospital a Cas Serres es un puro formalismo administrativo, que todo seguirá igual, que los pacientes serán atendidos como siempre, y ha pedido que no se haga demagogia con el asunto, lo mismo que decía Bauzá la pasada legislatura. Sin embargo, los trabajadores de Cas Serres no creen a la consellera, y mucho menos a la responsable de temas sociales del Consell, la podemita Lydia Jurado, que ha defendido el cambio de Cas Serres mientras sus compañeros de Podemos en el Parlament decían lo contrario. Todo muy coherente, como siempre. ¿Y qué ha dicho Armengol sobre este episodio? Nada. Desde que saltó la polémica no ha vuelto a Ibiza, ni siquiera para presentar por cuarta vez los pisos VPO que se harán junto a la Comisaría de Policía. Ahora cerrar un hospital es un formalismo administrativo. Qué cosas.