Hace unos días, con 31 personas de nuestra Isla de Ibiza he hecho un viaje a Tierra Santa y ha sido una buena experiencia religiosa y humana. Es la cuarta vez que, desde los 13 años que hace mañana que sirvo a esta Diócesis como Obispo -pues mañana es el 13º aniversario de mi ordenación episcopal en la Catedral de la Virgen de las Nieves- he podido hacer esta experiencia. Y varios sacerdotes de aquí lo han hecho también, siendo así un buen grupo de personas de aquí que lo han podido disfrutar. Recordándolo, pues, animo a los que podáis que tengáis la suerte y la oportunidad de hacerlo alguna vez.

Viajar a Tierra Santa es una de las experiencias más espirituales que se pueden vivir en esa milenaria tierra, donde las historias que se narran en las Sagradas Escrituras siguen presentes.

Empezamos visitando Nazaret, la ciudad de Jesús, la Virgen María y San José. En esta localidad podrá fuimos a la Basílica de la Anunciación, situada donde antaño estaba la casa de María y donde el Arcángel Gabriel anuncia a la Virgen su embarazo. Allí hay muchas imágenes de la Virgen María y un de ellas es una copia de la Virgen de las Nieves nuestra que regalamos hace unos años. Además, también se conservan importantes lugares de la vida de Jesús, como la carpintería de San José, donde aprendió el oficio de carpintero.

Después pudimos conocer otros importantes lugares de las Sagradas Escrituras, como el Monte de las Bienaventuranzas, donde Jesús dio su famoso sermón; el mar de Galilea, donde caminó sobre las aguas; o el monte Tabor, lugar donde se produjo la Transfiguración de Cristo y donde, a día de hoy, se levanta la Basílica de la Transfiguración, uno de los templos más importantes de Israel. Fuimos también a Haifa ciudad que destaca por su impresionante ambiente multicultural. Toda la urbe está construida a los pies del Monte Carmelo, una montaña que emana espiritualidad. Fue en esta montaña donde el profeta Elías derrotó a los sacerdotes de Baal en uno de los pasajes más importantes del Antiguo Testamento. En el Monte Carmelo también se encuentra la Iglesia de Stella Maris, dedicada a la Virgen María y lugar de fundación de la Orden Carmelita.

Después fuimos cuatro días a Jerusalén. Esta urbe es el centro espiritual del mundo. Uno de los lugares más espirituales que ver en Tierra Santa es la Basílica del Santo Sepulcro. Fue aquí donde murió Jesucristo en la cruz y fue enterrado en una tumba cercana para resucitar al tercer día. En este impresionante templo se respira un misticismo y una espiritualidad impresionante, y no es para menos, ya que sobre este lugar se cimentó el cristianismo. El huerto de los Olivos, donde Jesús rezó el primer Jueves Santo de la historia mientras iba a ser detenido.

Belén, donde nació Jesús; la casa de Marta, María y Lázaro donde Jesús iba y era acogido y donde hizo el milagro de la resurrección de su amigo Lázaro. ¡Cuantos lugares maravillosos se pueden visitar!

El Monte Sión es otro de los lugares que visitamos, y allí está el cenáculo, el lugar donde Jesús celebró la Última Cena. Al visitar este edificio podrá recrear una de las escenas más importantes del Nuevo Testamento, cuando Cristo instaura el sacramento de la Eucaristía con sus apóstoles. También es de gran importancia la Abadía de Haiga María, el lugar donde se produjo la Asunción de la Virgen María. En este lugar se me acercó una señora, que yo no conocía, y hablándome en alemán me dijo: "Me alegro de verle, pues hace unas semanas estuve de vacaciones en Ibiza y asistí a una Misa en la Catedral, que celebró Usted". Y con esa frase dio un beso a mi mano donde tengo el anillo episcopal. Fue una satisfacción comprobar turistas católicos que disfrutan de la vida religiosa en Ibiza y lo dicen.

Agradecido a todas las personas que hicieron este viaje, recordando a las que lo han hecho otras veces, que ello nos mueva a todos a acoger los acontecimientos grandes y misericordiosos que Dios, por medio de Jesús, hizo allí a favor nuestro entonces y por siempre.