Movidito está el panorama con el chaletazo que se han comprado Pablo e Irene. Que alguien de izquierdas se compre un chalet no es nada extraño, ni malo, ni ilegal ni nada de nada. Lo incoherente y criticable es que alguien como Pablo Iglesias que de lo simbólico ha hecho su bandera y de la demagogia populista su discurso vaya y se compre un casoplón en una zona residencial de Madrid por el módico precio de 600.000 euretes que no olvidemos que en pesetas son 100 millones contantes y sonantes. Criticar a la casta exige un ejercicio de autoexigencia muy alto que ellos se han pasado por el forro a las primeras de cambio. Las bases de Podemos han de estar que trinan con su líder. Sólo sus palmeros y fans acérrimos defienden lo indefendible. Entre un chaletazo en Galapagar y una vivienda de protección oficial en Orcasitas había un punto medio. La coherencia en política es algo que ya hace mucho que no se lleva. Si quieren aprender de coherencia nuestros políticos que aprendan de Valtonyc que antes de su condena era malo y después de su condena ha demostrado ser aún peor. No se dejen engañar, para mí la cosa no va de libertad de expresión, va de ser una buena persona y tener valores y el rapero mallorquín no tiene ni una cosa ni la otra. Lo de ir a la cárcel ya es otra historia. Lo incoherente es ver a los de MÉS, Podem o al mismísimo José Hila con el PSIB-PSOE detrás defendiendo a semejante individuo y en cambio seguro que si sus letras atacasen a las mujeres, al catalán o a un árbol seguro que ya lo habrían sentenciado sin contemplaciones. El doble rasero de algunos les invalida para ir dando lecciones por la vida. Los valores son algo que no se negocia ni se puede cambiar dependiendo de nuestros intereses. Los valores son lo que nos hace ser mejores o peores personas. Sin valores o con valores a la carta no somos nada. En política no vale con ser, también hay que parecer y hay que tener unos principios bien arraigados para poder predicar con el ejemplo. Hay que ser mucho más autoexigente para poder serlo con los demás. En fin...el año que viene ya veremos en las urnas.