Llegamos a Cala de Bou el pasado sábado por la noche, con las calles desiertas y las terrazas a rebosar por la final de la Champions entre Real Madrid y Liverpool.

Nos dirigimos a la dirección que nos han pasado, y vemos un corrillo de personas delante de un bar cerrado, y nos acercamos para escuchar lo que dicen.

«¿Venís todos a la reunión con el Consell?» pregunta una chica a los demás. «Nosotros sí», responde una pareja, «hemos visto un cartelito en el portal avisando de una reunión con el Consell».

«Debe de ser una broma», dice otra chica, que va con prisa porque tiene un niño pequeño. «¿Quien se cree que los del Consell vengan hasta aquí un sábado por la noche para hablar con nosotras?».

«¡Y encima coincide con la final de la Champions!», añade otro chico... «Habrá sido cosa de los okupas, para que salgamos todas de casa y así meterse en nuestros pisos...», sugiere preocupada otra mujer...Un chico recuerda que el cartelito ya no está en el portal, que alguien lo ha arrancado, que seguro que se trata una broma de mal gusto…

Ante ese desconcierto decido intervenir. Les digo que efectivamente venimos del Consell, que no es ninguna broma, y que acompaño a la vicepresidenta y consellera de Vivienda, Viviana de Sans.

Se miran entre ellos, nos miran incrédulos, se produce una situación un poco surrealista.

«No hubiera imaginado nunca que unos políticos se tomaran nuestros problemas tan en serio», dice finalmente una de ellas.

Poco a poco, se va juntando más gente al grupo, y nos sentamos en la terraza del bar cerrado.
Tras un rato se suma a la reunión la chica que había ido a informar de este caso al servicio gratuito de asesoría jurídica sobre vivienda que hemos puesto en marcha en el Consell, y entonces se aclaran todas las dudas: desde la asesoría informaron a la consellera de vivienda de un problema grave que afectaba a muchas familias de un edificio de Cala de Bou, y Viviana de Sans quedó con la chica a las 9 de la noche del sábado para que pudieran asistir la mayor parte de las familias afectadas, mientras que esa misma chica se había comprometido a pegar cartelitos en las 4 escaleras del bloque para avisar a los demás afectados.

Finalmente, Viviana me pidió que la acompañara por haber sido voluntario y portavoz de la PAH y por conocer un poco estos temas.

Durante la reunión nos cuentan los dramas tristemente habituales que provocan especulación salvaje, la irresponsabilidad social de la banca española, y la codicia desmedida de esos señores vestidos de negro que conciben las casas como mercancía y la gente que las habita, como estorbos.

Las historias que nos cuentan son tremendas, y a la vez es la misma historia de siempre con los bancos. Resulta que Solvia, la filial inmobiliaria del Banco Sabadell, es propietaria de 28 viviendas en este edificio dónde todavía viven unas 12 familias con once niños pequeños, y el resto de pisos de SOLVIA ya están vacíos o con okupas. Esas familias tienen contratos de alquiler vigentes, pagan regularmente sus rentas, pero claro, parece que especular con pisos con inquilinos no es tan rentable como venderlos vacíos.

Estos inquilinos denuncian vivir sometidos a un mobbing inmobiliario de manual: nos cuentan que se les puede cortar el agua en cualquier momento, no se les renuevan los contratos que terminan, que se les ha subido la tasación de manera unilateral, y que no se les permite ejercer la opción de compra que tienen en sus contratos, hasta el punto que una pareja nos dice que cuando quisieron comprar el piso y ya tenían cita ante notario, los representantes de Solvia/Sabadell ni aparecieron.

Luego viene el tema de los okupas. En un ejemplo típico del cinismo extremo del sector bancario, la propiedad no evita que los pisos que van quedando vacíos (ya van siete u ocho) sean ocupados ilegalmente sin tomar ninguna medida, porque saben que eso les hace la vida imposible a los demás inquilinos legales, los que tienen contrato y pagan sus mensualidades, y que sufren ruidos molestos a todas horas que despiertan a los niños, suciedad, inseguridad, y tienen que vivir con el miedo continuo a que se les metan en casa cuando salen a hacer la compra, o que se enganchen a su contador de luz.

Y así las familias son empujadas a marcharse, a pesar del precio de la vivienda en Ibiza, y cuando ya no quede nadie con contrato, los bancos o los fondos buitre (que en esto comparten objetivos y métodos) echarán de golpe a todos los okupas, que no tienen ningún derecho legal, y así los pisos estarán listos para especular libremente con ellos.

Se trata de un juego macabro que tiene un único objetivo: especular con un bien tan básico como es un techo para la gente trabajadora. Una vergüenza que los partidos políticos de España hasta ahora no solo han tolerado, generando en los bancos una sensación de absoluta impunidad, sino que incluso han alentado y favorecido a cambio de las famosas puertas giratorias.

Y es que a finales del años pasado, entre PSOE y PSC debían a los bancos más de 80 millones, el PP unos 50 kilos (sin contar la incalculable caja B que le permitió financiar ilegalmente sus campañas electorales), entre Izquierda Unida e ICV debían unos 26 milloncetes, el PNV más de 20, Convergència 12, ERC 3,5... y Ciudadanos, esa estafa política que ha venido a cambiarlo todo para que todo siga igual, a pesar de su juventud ya les debe 8,5 millones a los bancos.

Por eso es tan importante que haya llegado Podemos a las instituciones, entre ellas el Consell d’Eivissa, y lo haya puesto al servicio de la gente, sobre todo de la gente sencilla, que es la inmensa mayoría y la que realmente necesita de una administración honesta y valiente para defenderse de los abusos de los poderosos.

Así también se combate el descrédito de la política.

Por eso es tan importante que en Podemos no financiemos nuestras campañas electorales con préstamos bancarios y seamos el único partido que no depende de los bancos, porque así preservamos la libertad de denunciar sus abusos. Cuando los partidos le deben tanto dinero a los bancos, acaban debiéndoles favores. Por eso luego se callan ante sus abusos o incluso les rescatan con miles de millones de euros de dinero público.

Cuando termina la reunión ya son casi las 11 de la noche, y por la radio del coche me entero que el Madrid ha logrado hacer historia ganando la Champions por tercera vez consecutiva. Me he perdido el partido, pero pienso que he pasado una noche de sábado muy especial, porque no hay mejor manera de pasar una noche de sábado que ayudando a estas familias y estos niños a ganarle el partido a la especulación y que se puedan quedar con sus casas.