Amar a Dios sobre todas las cosas es el primer y principal Mandamiento. Maestro, ¿ que he de hacer para conseguir la Vida eterna?. Jesús al que le hizo esta pregunta contestó: “Si quieres entrar en la Vida, guarda los Mandamientos”. Dios en el monte Sinaí entregó a Moisés las tablas de la Ley. En el Nuevo testamento no se deroga la Ley Mosaica. El Señor la perfecciona. No vino a abolir la Ley, sino a darle plenitud. El primer Mandamiento nos manda practicar la Fe, la Esperanza y la Caridad. Los Mandamientos explicitan la respuesta de amor que el hombre está llamado a dar a Dios. El hombre no puede responder plenamente al amor divino por sus propias fuerzas, necesita la gracia de Dios. La Fe es una de las tres virtudes teologales por la que creemos todas las Verdades que Dios ha revelado y la Iglesia nos propone. Nuestro deber para con Dios es creer en Él y dar testimonio de Él. Dios nos manda alimentar y guardar con prudencia y vigilancia nuestra fe, y rechazar todo lo que se opone a ella. Son pecados contra la fe, entre otros: la incredulidad, la superstición, la herejía, el ateísmo…. .Todo ello es el menosprecio de la verdad revelada y el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. La duda voluntaria respecto a la fe rechaza tener por verdadero lo que Dios ha revelado y la Iglesia expone para que creamos.

Se peca contra la virtud de la Esperanza por exceso o por defecto. Los pecados contra la virtud de la Esperanza se concretan por la desesperación, que tiene lugar cuando una persona no confía en Dios y piensa que no puede ser perdonada.

Se peca por presunción cuando el hombre piensa poder salvarse sin la ayuda divina o sin la colaboración humana. Se peca contra la virtud de la caridad con la murmuración, el odio, el rencor, la crítica, el desamor, la envidia, los malos juicios ( juicios temerarios), las enemistades, la venganza, la falta de respeto con nuestros semejantes, humillando y despreciando a los demás.