No me refiero, con este título, a la famosa película de los últimos días de Hitler en su búnker, aunque bien podría tener cierta relación con el tema. Me refiero más bien al Titanic, porque la vía de agua que produjo su hundimiento me recuerda a la grieta que tiene la Sanidad ibicenca provocada por el iceberg de la inoperancia de la consellería de Salut.

Y esto es así porque desde hace tres años pacientes y profesionales del área de Salud de Ibiza estamos sometidos a una gestión sanitaria nefasta, dictada desde Mallorca, que sólo mira a Mallorca, y que se olvida nuestras necesidades y reclamaciones.

Porque es intolerable la tibieza y la falta de contundencia mostrada por la consellería de Salut hacia la concesionaria del hospital Can Misses, pese a los continuados y serios problemas denunciados en su gestión: comida caducada, contaminaciones y, lo más grave, moscas en los quirófanos. Es intolerable que la consellería espere a que este tema sea ya insostenible para que actúen los técnicos e ingenieros del hospital, cuando estos ya sabían que existían fallos estructurales, especialmente en el área quirúrgica.

Porque es intolerable que el párking de Can Misses sea de los más caros de España, y además no tenga acceso directo al hospital.

Es intolerable la falta de facultativos en algunas especialidades, en algunos casos de manera dramática, como en Radiología, sin que desde consellería hayan sabido poner solución, pese a que desde sindicatos y desde el PP Ibiza se les ha sugerido repetidamente fidelizar como toca a dichos facultativos. Y en nada ayuda a hacer frente a esta situación el caprichoso y politizado decreto del catalán, que sigue siendo un problema para el personal sanitario que quiere sacar plaza en las islas.

Y a todo ello se añade, además, que es intolerable, y a costa de repetirlo se hace muy cansino pero es que ahí sigue el problema, que la sanidad pública de Baleares no cuente con la especialidad de alergia, siendo así la única comunidad en España que no cuenta con este servicio, por lo que desde consellería se está ignorando el real decreto 1030/2006, las recomendaciones de la Organización mundial de la Salud, la propia disposición aprobada en 2017 por el Parlament Balear, y se está obligando a los ciudadanos de Baleares a acudir a la medicina privada.

Lo más lamentable de todo ello es que este panorama se produce cuando se cuenta con el mayor presupuesto de la historia en Baleraes para sanidad. ¿Y así saben gestionarlo?

Responsabilizamos desde la Comisión de Sanidad del PP Ibiza a la consellera de Salut de esta gravísima situación a puertas, además, de la temporada turística. En manos de los gobiernos de izquierda, los servicios públicos en nuestras islas, especialmente en materia sanitaria, están recibiendo estocadas que llaman a la indignación y al enfado. Porque así estamos los pacientes y sanitarios en Ibiza: enfadados e indignados… achicando el agua de un naufragio provocado por unos gestores incapaces.