El presidente del Gobierno es un tipo con estrella. En pocos días ha anunciado que no cumplirá dos de sus grandes promesas: ni se derogará la reforma laboral ni se modificará el sistema de financiación autonómica. ¿Ha provocado algún terremoto político estos dos incumplimientos electorales? Qué va, ni mucho menos. Twitter vive en una paz permanente desde que Rajoy se marchó de registrador de la propiedad a Santa Pola y lo que haga o deje de hacer Sánchez realmente importa un pimiento. Dice Sánchez que no tiene los votos suficientes para derogar la reforma laboral, pero yo me pregunto: ¿no le bastarían los mismos votos que le hicieron presidente? Parece que no, pero tampoco importa demasiado. No se han convocado protestas, ni manifestaciones, ni encierros, ni tampoco huelgas de hambre, que es lo que le montaron a Rajoy cuando apenas llevaba unos meses en el poder. Y del sistema de financiación, lo mismo. Hasta el portavoz del grupo parlamentario decía el otro día en un debate que Balears estaba en la media de financiación, pero eso era gracias a Antich, por supuesto. Con Sánchez en el poder, y eso que solo lleva dos semanas, hasta el Estado ha dejado de robar a los ciudadanos de Baleares. Ha sido milagroso. Me olvidaba lo de tener a un ministro imputado en un caso judicial. Si es ministro de Sánchez, pronto será exculpado de la causa y puede seguir. ¿Adivinan cuál es la primera medida de peso que ha aprobado el Gobierno de Sánchez desde que gobierna? Renovar el consejo de administración de RTVE. Eso es lo importante señor presidente, aunque esperemos que no haga tantos cambios como hicieron sus colegas de Balears con la tele autonómica, que han acabado por hundirla. Nuevos tiempos.