Pasar una noche en un hotel de tres estrellas en Ibiza cuesta de media 200 euros; en uno de cuatro estrellas, 272 euros y en uno de cinco estrellas, 500 euros. Los hay más caros, claro, y algunos hoteles de lujo ofrecen sus habitaciones a 600, 700 u 800 euros. Lo que muchos de ustedes tal vez no sepan -o sí- es que las camareras de piso, las ‘kellys’, limpian esas habitaciones por unos 2,5 euros de media, si dividimos el sueldo medio que perciben por las habitaciones que limpian cada día. El sueldo medio se sitúa en torno a los 1.200 euros netos, las más afortunadas, aunque las hay que cobran menos. Limpian unas 22 habitaciones con tres camas cada día y dentro de su horario laboral tienen que hacer los salones, ocuparse de las basuras y de la lavandería, entre otros asuntos. A veces ni comen. Esto no es lo peor de su caso. A finales de abril explicaron a este periódico que afrontaban la temporada turística con miedo, debido a las malas condiciones laborales, el trato abusivo de sus jefes, además de todas las enfermedades que acaban contrayendo y que deben reconocerse como laborales: artrosis, lumbago, estrés, ansiedad, problemas psicológicos, etcétera. Y la mayoría de ellas sobrepasa los 60 años. ¿Qué pasaría si estas mujeres decidieran ir a la huelga y no limpiar ni una sola habitación durante el mes de agosto en Ibiza? Pareciera que su trabajo tuviera un valor escaso o inexistente, pero lo cierto es que sin su trabajo los hoteleros no ganarían lo que ganan y las quejas de los turistas se contarían por miles. Se equivocan quienes piensan que el trabajo de cuidados, todavía realizado mayoritariamente por mujeres, no tiene valor. Y si no, que le pregunten a los turistas cuánto de cómodos se sienten cuando cada noche se encuentran sus habitaciones impolutas. Las ‘kellys’ merecen justicia.