Un año más (y ya van tropecientos) el Ayuntamiento de Vila se ha olvidado de los corsarios el día de Sant Salvador, patrón de la Marina. Hubo un tiempo en el que, después de la misa vespertina en Sant Elm, los vecinos de este barrio y otros vileros se acercaban hasta el obelisco para recordar y honrar la memoria de antepasados como Antoni Riquer, que defendieron con valor estas islas del enemigo a bordo de sus pequeñas embarcaciones gracias a las patentes de corso otorgadas por el rey. La Autoritat Portuària decidió colocar una barrera de seguridad que separó el puerto de la ciudad y pese a que ya hace un par de años que la remodelación de la fachada marítima ha devuelto esta zona a los ciudadanos no se ha vuelto a recuperar la tradicional ofrenda a los corsarios.

Cualquier ibicenco que se precie debería conocerse al dedillo la historia, por ejemplo, del apresamiento del Felicity pero hoy en día preferimos pasar la tarde frente al ordenador viendo al youtuber del momento fent es mico que saber un poco de nuestra historia. Por cierto, el estado del obelisco da pena y merece un urgente lavado de cara. Tampoco estaría de más alguna inscripción en varios idiomas para que las miles de personas que en verano pasan por el puerto supieran el significado de este singular monumento. Y lo mismo haría con el monumento a Vara de Rey, pero supongo que a muchos de los que mandan la historia les incomoda y, además, tampoco da votos. Seguimos.