No fui cliente de Deportes Marí. Sin embargo tuve muchos compañeros de clase que jugaron en las filas de su equipo de fútbol. Su cierre me afecta más sentimentalmente que a cualquier otro nivel. Al fin y al cabo así es la demografía empresarial y su ecosistema. ¿O no? Si bien es verdad que la mano invisible de Adam Smith va regulando el mercado, también lo es que en Ibiza se están dando un cúmulo de circunstancias que están provocando el sofoco del pequeño comercio: la panadería que te vende el pan cada día, la papelería donde compras los folios, o la droguería donde comprar aguarrás...aunque no sé muy bien para qué quieres el aguarrás. Cerca de mi barrio cerraron Vadell y Los Andenes, cerró la librería Vara de Rey y Verdera se ha quedado pequeñita, y el de la droguería ya se jubiló. ¿Qué ha pasado? A veces, simplemente, que no hay relevo generacional. Pero también que los ciudadanos no nos planteamos dónde queremos que vaya a parar nuestro dinero, sino simplemente ahorrarnos unos céntimos. Que hay una burbuja en los alquileres y a muchos les sale más rentable alquilar el local que seguir peleándose con la feroz competencia. Que la adaptación a un mercado cada vez más digital es complicada. No es culpa de nadie, pero quizá deberíamos plantearnos qué podemos hacer para mantener cerca de casa aquellos comercios que querremos que nuestros padres, o nosotros, tengamos cerca cuando seamos mayores. Quizá deberíamos plantearnos dónde nos interesa que se quede el dinero. Si merece la pena ahorrarse siempre 15 céntimos. Porque las cafeterías y los bares cuquis están bien, pero si lo único que tenemos cerca de casa son bares, a ver dónde vas a comprar el aguarrás. Para lo que sea que lo necesites.