Hace unos días falleció José Mantero, que fue el cura que salió en la portada de la revista Zero en el año 2002 declarando abiertamente su homosexualidad y que supuso un antes y un después en cuestión de visibilidad LGTBI en España. Siempre se ha sabido que las sacristías están llenos de curas reprimidos, pero Mantero nos hizo ver que lo de vivir reprimido no es algo bueno y que no es incompatible ser cura con que te gusten los hombres. Se enfrentó a la Santa Iglesia Católica y nos hizo ver que el Papa Francisco no es más que un vendedor de humo del peor y es que a pesar de pretender vendernos la moto de que es un Papa abierto de mente con la homosexualidad en el fondo es un lobo disfrazado de Santo Pontífice. Hablaba de Bergoglio como «un montaje vaticano tras la polaca y la bávara». El Papa Benedicto ‘Equis Uve Palito’ le hizo dimitir y le envió a las colas del paro porque como siempre la Iglesia lo que no soporta es que se sepan y destapen sus vergüenzas y pocas cosas avergüenzan más a la indecente jerarquía católica que el hecho de que uno de sus curas reconozca que se acuesta con hombres, por lo visto llevan mucho mejor lo de que sus curas abusen de niños y niñas a lo largo y ancho del Mundo. Si viviese aún José Mantero estaría disfrutando de ver como al Papa Francisco le acusan de haber encubierto de manera miserable los abusos sexuales a menores que han salido a la luz recientemente en EE.UU. y es que Mantero nunca soportó la hipocresía de la Iglesia que mientras por delante mostraba una cara de bondad y decencia por detrás incluso violaban a menores sin ningún pudor y remordimiento. Lo peor es que desde esa portada han pasado más de quince años y todo sigue casi igual. La Iglesia debería dejar de ser tan católica para empezar a ser mucho más cristiana.