Los 100 días de Sánchez al frente de España son nadería absoluta y cainismo máximo. Los temas del mundo real siguen empeorando y comienza a detenerse el crecimiento económico que es el punto que más nos debería interesar, porque lo demás son intenciones que se las lleva el viento.

El Gobierno se ha definido como un «un Gobierno feminista, ecologista, europeísta y social», pizzi&dixit, ¡ahí es nada! Entre los logros conseguidos estos tres meses se atribuyen que tienen en el Consejo de Ministros el mayor número de mujeres del mundo (¡!) y que con Sánchez, ahora viene lo más admirable, ¡se ha reconstruido el estado del bienestar! Desde luego es un Gobierno lleno de adjetivos/vas y de universales, más bien de gestos y muecas: quieren que pensemos que han hecho algo importante por nuestro país cuando no han hecho absolutamente nada que tenga calado económico o mejora alguna en el estado de bienestar.

Eso sí, es un Gobierno de doctores y expertos, como el propio Dr. Sánchez que hay que ver la tesis doctoral que ha escrito, un verdadero cúmulo de obviedades que explica el estado penoso de muchas universidades españolas, ninguna entre las 500 primeras del mundo. El dilema no es si plagió o no plagió, sino cómo se pueden dedicar 340 páginas, con bibliografía e índice de abreviaturas, para decir que estamos en un mundo global y que la diplomacia económica necesita actores que la ayuden a conseguir sus fines (empresas, ongs), y eso es todo.

Y por si fuera poco tenemos a la Calvo Poyatos, la vice, que es experta en la mezquita-catedral de Córdoba y sus inmatriculaciones bajomedievales. Doctores tiene la iglesia, pero estos doctores del Gobierno de España son galácticos: a ver si hay suerte y los contratan en el extranjero, en Yale o Columbia.