Apple ha ganado en este ejercicio 52.000 millones de euros. Por si sirve de orientación, son los presupuestos del Govern de una década. Según la prensa especializada ninguna compañía nunca había ganado tanto dinero con su actividad ordinaria. El mismo día en el que la empresa hizo el anuncio, sus acciones cayeron un siete por ciento en bolsa. Cosas del capitalismo. Al parecer, en el ánimo de los inversores han pesado más los relativamente malos augurios de cara a la campaña de Navidad. Es como si en el mejor restaurante del mundo le ponen a un cliente el mejor plato que han cocinado jamás y el comensal se va enfadado porque quizá el postre no esté tan bueno. La empresa dejó de valer un billón de dólares en bolsa y anunció que dejará de decir cuántos teléfonos vende. Los mercados, ya se sabe, actúan a veces de forma racional y otras, como pollos sin cabeza. Casi parecen españoles opinando sobre penas de cárcel que se piden por múltiples motivos: nunca son suficientes. El último ejemplo es el escrito de conclusiones provisionales de la Abogacía del Estado en el que pide doce años de cárcel para Oriol Junqueras. «Una humillación a España» se ha llegado a decir. La Fiscalía pide 25. Por tanto parece que es la cifra que garantiza la unidad del Estado y da sobrada respuesta al desafío planteado. Que la seguridad de que las fronteras de determinado territorio dependa de si un grupo de señores pase una década más o menos en la cárcel sólo habla de la debilidad de esa unión. Es una paradoja de todo este asunto: quienes más defienden de la unidad de España son los que parece que confían menos en la fortaleza de la misma. Son los que venderían acciones de Apple tras conocer beneficios récord. Los accionistas al fin de cuentas sólo juegan con su dinero. Merecería la pena algo más de cautela al jugar con cuestiones más delicadas.