Tenemos una progresiva autóctona capaz de regalar lo propio y que a la vez reclama tesoros baleares solo de Madrid y cuando mandan los peperos. Hace unos días Actúa-Vox de Palma ha denunciado al alcalde palmesano por prevaricación, porque por su jeta le mandó la silla de Maceo a Sánchez sin consultar con los baleares. En efecto, el pasado 23, Sánchez entregó al historiador de La Habana, Eusebio Leal, un bien patrimonial que no es suyo, que es de todos los españoles y, especialmente, de los baleares. Hizo que le mandaran la silla de Maceo del Museo Militar de San Carlos y tan ricamente, como si fuera una caja de bombones de su propiedad, se la entregó a la dictadura cubana. Va a estar, la silla, dos años que luego seguro que son prorrogables hasta el Juicio Final. La silla no es la Victoria de Samotracia, o la Dama de Ibiza de nuestro Museo Arqueológico, tiene nulo valor artístico, pero sí tiene valor simbólico, porque España dejó de ser Cuba tras perder en confrontación directa con el que hoy es el primer ejército del mundo y porque en la guerra de Cuba murieron el general Vara de Rey y muchos baleares humildes, precisamente varios sacerdotes ibicencos fueron los encargados de confortar espiritualmente a los soldados, unos doscientos mil. Lo grave de este asunto es que mientras se solicita la devolución de los toros de Costitx que están, y muy bien dispuestos, en el Museo Arqueológico Nacional, y el yelmo acartonado de Jaime I y su espada que se pueden ver en la Armería del Palacio Real de Madrid, mientras cuando se llevaron los papeles de Salamanca, los del Archivo de la Guerra Civil, los salmantinos salieron a la calle para impedirlo, en Baleares sólo Actúa ha protestado