Las elecciones autonómicas andaluzas han sido la primera cita electoral tras la moción de censura que en junio desalojó al PP de Mariano Rajoy y encumbró a Pedro Sánchez con únicamente 84 diputados, pero con el apoyo de Unidos Podemos, PNV, Compromís, Nueva Canarias, y también con el muy poco recomendable voto de ERC, PdeCAT y Bildu. Aunque el secretario general del PSOE aseguró que convocaría elecciones a la mayor brevedad posible si la moción de censura salía adelante, no lo ha hecho y no está en sus planes hacerlo, lo que constituye un engaño mayúsculo al electorado. Nada se sabía de la opinión de la ciudadanía sobre la llegada del PSOE al Gobierno con tan cuestionables apoyos. Pero ahora ya la sabemos, al menos en Andalucía. El brutal descalabro de la izquierda hará que los socialistas pierdan el poder tras 36 años al mando de la comunidad autónoma más poblada y tradicional granero de votos del PSOE. La alianza de PP, Ciudadanos y Vox está más que cantada. La alternancia no le vendrá nada mal a Andalucía, donde hace más de tres décadas que no hay cambio de color político en el gobierno autonómico. ¿Qué ha hecho Susana Díaz para que una comunidad históricamente de izquierdas, se haya vuelto de derechas? Nada. Lo ha hecho Pedro Sánchez. Sus prisas por llegar a La Moncloa a cualquier precio, con el voto de los independentistas catalanes, con los presupuestos del PP y sin posibilidad de sacar unas cuentas propias adelante, ha fraguado la debacle. Un PSOE en manos del independentismo y al frente del país, no es del agrado de mucha gente como se ha demostrado. Ahora veremos apelaciones a frenar a la ultraderecha que encarna Vox. Les parecerán peores que ERC, PdeCAT y Bildu, aunque no en Andalucía, está claro.