Hoy vamos a olvidarnos del carajal político en que han convertido nuestro país una serie de políticos de bajísima estofa, alguno de ellos cometiendo la tremenda irresponsabilidad de apelar al enfrentamiento casi guerracivilista. Vamos a centrarnos en cositas buenas, en Ibiza, en la Ibiza tradicional que entusiasmó a tantos poetas, filósofos y pintores.

Comentemos hoy un raro artículo que se publicó en 1913 en la revista barcelonesa Hojas Selectas. Se trata de un texto firmado por Julio Arija dentro de su sección La España Desconocida, titulado «Notas de una excursión a la ínsula augusta». En el mismo comenta que el carácter de los ibicencos es impetuoso, ardiente, fácil en agradecer los beneficios pero a la vez indica que son muy vengativos si se les producen agravios.

Añade el articulista que no es raro que una vez casados, los ibicencos no consumen el matrimonio y esperen un tiempo para hacerlo; mientras tanto se van adaptando y viven como si fueran novios. Indica que las mozas se dejan cortejar a distancia por varios, con los que hablan un momentico, y luego eligen al de su conveniencia.

Arija describe la importancia e impermeabilidad de las Salinas que entonces ocupaban 400 hectáreas y producían 75.000 toneladas de sal anuales. Sobre la indumentaria, señala que las ibicencas se adornan con cintas de seda y cubren su pecho con collares, cruces y medallas de oro. Señala que en Ibiza se habla el catalán antiguo sin los barbarismos que esta lengua tenía por lo menos en 1913.

También comenta que Ibiza es un paraíso no sólo para el turista sino para el arqueólogo que disfrutará de lo lindo en el Museo Arqueológico que está en la plaza de la catedral. En definitiva, una Ibiza preturística, pura belleza, que siempre nos deja boquiabiertos.