Virginia Marí Rennesson durante una entrevista | Sergio G. Canizares

Antes de nada, quiero felicitar a los vecinos de la ciudad de Eivissa las fiestas que estamos a punto de celebrar. ¡A todos os deseo una Feliz Navidad y un maravilloso Año Nuevo 2019, lleno de fantásticas oportunidades, paz, bienestar y amor! Cerramos un año en nuestra ciudad que ha sido complicado en lo político, conflictivo en lo social y frustrante en realizaciones.

Abrimos un nuevo año que nos deparará nuevas posibilidades, nuevas opciones, más diálogo y consenso y, sin duda, un futuro mejor a partir del mes de mayo.
Este es el momento de hacer balance y lo haré en un lenguaje que todos entendemos y compartimos, porque es el lenguaje de estas fechas navideñas, aunque a alguno no le gusten ni estas fiestas ni lo que representan y ya sea conocido en la ciudad como ‘el Grinch de la Navidad’.

A lo largo de este último año, el Partido Popular ha propuesto al equipo de Gobierno de PSOE/Guanyem soluciones a los grandes problemas de Eivissa. La soberbia de quien no escucha a nadie les ha hecho rechazarlas prácticamente en su totalidad.

En política económica, les propusimos dejar de sangrar a nuestros vecinos y les pedimos una rebaja en el Impuesto de Bienes Inmuebles en un municipio cuyo Ayuntamiento tiene más de 20 millones de euros en los bancos. Pero el equipo de Gobierno de esta ‘izquierda exquisita’ no está de acuerdo, porque quieren «que los ciudadanos estén orgullosos de pagar impuestos» (la frase es literal de un miembro de las filas socialistas). Y, como siempre ocurre con las izquierdas, toca meter mano al «humilde zurrón, ro po pom pom, ro po pom pom» de nuestros vecinos.

En política de tráfico y movilidad, «¡ande, ande, ande La Marimorena!». Rafael Ruiz y su equipo no aciertan ni cuando rectifican. Un mandato les ha bastado para colapsar la ciudad de Eivissa, para hacerla intransitable y para hacer imposible el aparcamiento en verano y en invierno, mediante medidas improvisadas y sin consenso. Al final, resultará que, en materia de movilidad, no tienen propuestas más allá de que todos nos movamos «con mi burrito sabanero caminito de Belén».

Sobre la capitalidad de Eivissa, han ‘vendido’ nuestra ciudad al Govern balear a precio de saldo, rebajando nuestra compensación por ser capital de la isla de 7 a 5 millones. Eso sí, que «resuenen con alegría los cánticos de mi tierra», entonados por un Rafael Ruiz que cede ante la misma Mallorca de siempre; esa Mallorca de Armengol que ni quiere ni respeta a las islas menores.

En materia de política social, no han logrado más que enfrentarse a tres barrios de la ciudad por su empecinamiento en ubicar el futuro Centro de Acogida Municipal en una parcela que es errónea desde el primer momento. El antiguo retén de la Policía Local, en la calle Vicente Serra y Orvay, era el edificio adecuado para PSOE/Guanyem; más que la ubicación en es Gorg, que sigue siendo la idónea. Luego el edificio no sirve y hay que derribarlo y proyectan un inmueble que es pequeño y que, desde el principio, es un proyecto que nace muerto, porque no podrá atender a esta grave problemática social a la que debemos dar solución. Es algo así como el «yo me remendaba, yo me remendé, yo me eché un remiendo y yo me lo quité».

En limpieza, me lo ponen fácil: «Campana sobre campana, y sobre campana una, asómate a la ventana» ¡a las seis de la mañana! Eivissa sigue sucia. Y lo único que ha conseguido el equipo de Gobierno del Ayuntamiento con la millonaria contrata de limpieza viaria y recogida de basuras es despertar a nuestros vecinos de madrugada por el insoportable ruido de su maquinaria que ¡ruido hace, pero limpiar poco!

Y la conclusión del mandato de Rafael Ruiz es fácil: «25 de diciembre, ¡Fum, fum, fum!» (¡humo, humo y más humo!). Para el resto del mundo, ¡és Nadal! Disfrutémosla como es tradición: en familia o con nuestros amigos, aunque algunos estén lejos en estas fechas tan señaladas, pero muy cerca de nuestro corazón.
¡Feliz Navidad a todos!