Tres años dura la burla. Es la patraña más zafia, el más cruel eslogan que manipula una realidad sangrante, la inmigración, situando la falta de escrúpulos que conduce a esta izquierda instalada en la demagogia con los débiles e inventora del falso #NoalaGuerra con tal de ganar votos y «asaltar el poder».

Los dejaron tirados. Ningún político «progre» los acogió en casa. Así que ni bienvenidos ni refugiados. Era mentira. Entre los 52 inmigrantes africanos no había heridos ni ancianos, tampoco mujeres. Tras el protocolo policial, los progres del «WelcomeRefugees» no ayudaron ni a uno solo. 18 inmigrantes ilegales abandonados a su suerte explican que el ejemplo y la solidaridad empieza por uno mismo, excepto si vas de marxista y te toca a ti. Hoy merodean por Ibiza. Teniendo en España un gobierno chupiguay que regala sanidad universal a quien llegue ilegalmente en un bote, yo tampoco lo hubiese dudado. Vámonos a Ibiza. Sanidad universal en todo el territorio nacional, algo que la izquierda reserva a ilegales -con tú dinero- mientras tú tarjeta sanitaria ibicenca no sirve ni en Cuenca ni tampoco en Baleares, si no hablas catalán.

Tendrán abogados de ONGs o de oficio si delinquen, ayudas en manutención y comida que superan las míseras pensiones de nuestros mayores, sabedores de que nadie rechistará bajo pena de ser señalado como islamófobo, fascista, xenofobo o militante de ACTÚA-VOX, mientras los demócratas de ARRAN imponen el último eslogan marxista-leninista grafiteado en Vara de Rey:
 «Tourism Terrorism - Welcome Refugees».

Hoy la izquierda marca la agenda y el lenguaje. Es la coacción del «políticamente correcto» que impone el marxismo cultural. Son quienes blindan sus chalets burgueses en Galapagar con cámaras de seguridad para impedir al inmigrante que invada sus dachas, mientras aplauden que violenten nuestra seguridad llamando valientes al asaltante de fronteras, después los comercios y pronto pegar a los niños o a las mujeres, consideradas seres humanos de 2ª clase, violables por ser infieles, vestir sin decoro o usar perfumes, según predican imanes en Ceuta o en San Antonio. No exagero. «Welcome Refugees» es el último negocio de tráfico de seres humanos que financia Europa.

Las mafias norteafricanas dan a las ONG la geolocalización de sus pateras que recogen frente a las costas de libia, un servicio de autobús marítimo promovido por Soros y regado con subvenciones desde Bruselas. Cuantos más inmigrantes acrediten recoger, más dinero de impuestos reciben estas ONGs.


Que los políticos del pacto Frente Populista PSOE-PODEMOS no acojan un solo refugiado en su casa, abandonados por las calles, da idea de su irresponsabilidad.

Hoy, la pancarta «Welcome Refugees» sigue en el Consell, obsceno palacio erigido en honor al despilfarro, la hipocresía e incompetente lentitud del político. Pagado con nuestros sudados impuestos para vergüenza de los ibicencos, esa mole de carísimo mármol decide con petulante soberbia desde espaciosos despachos que próximo impuestazo, que nueva prohibición, que última mentira o qué absurda multa nos van a imponer. 


Entregamos el poder a una irresponsable clase política cuyos deméritos no dan ni para merecer un húmedo y sórdido calabozo de la medieval «Yebisah». Quizás si metieran a los huidos de la policía Argelina en los cómodos despachos del Consell desde donde cuelga la burlesca pancarta, se caería la careta demagoga del «pacte» pagando el precio que ellos imponen a los demás, pero rechazan para sí.

«Dar dinero y poder al gobierno es como dar whisky y las llaves del coche a adolescentes». P. J. O’Rourke