La foto en el aparcamiento de Can Misses para anunciar la gratuitad del aparcamiento es la imagen de que estamos a punto de comenzar la campaña electoral. Allí estaba Pilar Costa, consellera ibicenca que nada tiene que ver con la sanidad, y todos aquellos que intentarán sacar rédito electoral a una medida que demuestra un fracaso total y absoluto de gestión. Porque hay que decir que el aparcamiento de Can Misses no es gratis.

Habrá que pagarlo a la concesionaria, que durante años no ha tenido inconveniente en aplicar las tarifas más caras de la isla, convirtiendo un servicio teóricamente público en un negocio puro y duro. Porque lo que habría que aclarar, si es que la oposición aún existe, es quién negoció el contrato con la concesionaria y cómo se aceptaron esas tarifas tan vergonzosas.

Por eso cuesta creer que alguien esté dispuesto a posar en una foto con claro tufillo electoral cuando el fracaso con el aparcamiento ha sido total y absoluto, igual que ha ocurrido en el Hospital de Son Espases en Mallorca. Lo más razonable es aplicar tarifas populares, y seguramente las autoridades sanitarias se hubiesen ahorrado muchas críticas y Can Misses no encabezaría el ranking del parquin más caro de España.

Ahora habrá que pagarlo entre todos, y ese dinero que se destina a pagar el aparcamiento no se podrá utilizar en temas sanitarios, ni a mejorar servicios, ni a impedir que los usuarios se pasen horas de espera en urgencias porque no hay suficientes médicos. Con foto o sin ella, lo que han hecho con el aparcamiento de Can Misses es un parche por la mala gestión inicial. Sorprende que aún saquen pecho por ello.