De la energía eléctrica depende nuestro día a día, de aquí la importancia que adquiere su producción. Dado que la mayor parte de la misma en nuestra comunidad autónoma proviene del consumo de combustibles fósiles y es de sobras conocido el impacto medioambiental que ello supone; a nadie debería escapársele la importancia que adquiere la reducción del uso de ese tipo de combustibles.

Casualmente en Mallorca tenemos una de las plantas que siguen consumiendo carbón, que es el combustible más contaminante. Y si bien se han fijado y anunciado unos plazos para el cierre de la misma, el cumplimiento escrupuloso de los mismos nos llevaría al año 2050 para su clausura definitiva.

La previsión del plan del Govern pasa por la progresiva sustitución de las actuales plantas de producción por otras de renovables; si bien el cumplimiento del citado plan resulta bastante incierto en el tiempo, básicamente porque las nuevas plantas de producción de renovables no están exentas de impacto sobre nuestro territorio, lo que dificulta su tramitación.

El cambio en el modelo de producción está claro que no se hace en un año, ni en dos; por ello cabría preguntarse si no valdría la pena pensar en un modelo distinto al tradicional en todos esos años de tránsito; por ejemplo la cogeneración. Podría suponer un sistema mucho más eficiente para esa transición energética.

La producción mediante la cogeneración permite aprovechar la energía eléctrica y el calor generado en un mismo proceso. Con el sistema convencional actual, además de producirse energía eléctrica, también se desprende calor, pero en lugar de aprovechar el mismo acaba siendo eliminado. La cogeneración supone una importante mejora del rendimiento de la planta. Este sistema requiere de plantas más reducidas y que se pueden instalar más cerca del núcleo donde se necesita la energía.

Pongamos un ejemplo en nuestra isla. Una de las zonas que necesita una mejora en la aportación energética es Sant Antoni. No hace mucho, se debatía sobre una línea de tendido aéreo desde Eivissa a Sant Antoni para solventar la creciente demanda de energía en esa zona; con todos los efectos negativos que puede suponer sobre el territorio a lo largo de su trazado. Cabe señalar también que la pírdida de energía transportada mediante este sistema puede ser superior al 25 %.

Si en lugar de ese impactante sistema se optara por una planta de cogeneración en la propia zona de Sant Antoni, se podrían reducir significativamente los efectos negativos del sistema convencional de transporte de energía sobre el territorio de nuestra isla.

En la vecina Formentera, el problema lo tienen con la obsoleta central de es Ca Marí, que es una permanente fuente de conflictos con los habitantes de la zona. Lo cierto es que el proyecto de renovación de la turbina de esa central está desde hace años bloqueado en Madrid por un exceso de potencia propuesta. La modificación de ese proyecto a una turbina de menor potencia podría desbloquear su aprobación. Y se podría compensar esa reducción de la nueva turbina con una planta de cogeneración de menores dimensiones en otra zona de la isla.

No cabe duda que esa transición energética hasta 2050 se puede hacer de forma que sin reducir efectividad permita rebajar los efectos ambientales negativos.