El hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, fundador de Amazon, es también uno de los más cursis de la Tierra y eso es un alivio porque permite a los miles de millones de seres humanos que no son el más rico del mundo reírse un rato de él. Una revista americana ha descubierto los mensajes que enviaba a su amante y, a pesar de que Amazon empezó como una librería, Bezos no está tocado por la literatura.

La influencia más clara que se aprecia son las que envió el príncipe Carlos a Camilla Parker aún en vida de Lady Di. La historia de Bezos gana enteros porque intentó pagar a la revista que publicó los mensajes. El dueño, amigo de Donald Trump se negó, como represalia por la oposición del dueño de Amazon al presidente: la venganza política por encima del dinero.

Así queda claro quien manda: el supuesto hombre más poderoso del mundo (Trump) la única vía que tiene para atacar al más rico es provocar que el resto de la humanidad se ría de él. La misma semana, la Unión Europea ha aprobado un paquete de medidas en torno al comercio electrónico. Entre otras cosas pretende que empresas como Amazon pague impuestos como le corresponde en función de los beneficios que obtiene en cada país.

A Bezos, que vistos sus mensajes es humano, le habrá dolido más la publicación auspiciada por Trump. Cuando se le pase, se preocupará más por Europa. La capacidad de la web para distribuir cualquier mercancía al por menor casi como un monopolio de aquí a unos años es una amenaza real que afecta no sólo a la rentabilidad de otros tipos de comercios o a sus empleos. Imaginen una ciudad sin tiendas. Incluso sin franquicias.

Aunque sea una medida tímida, la de la Unión Europa es un paso. Alguien debiera pensar con calma en torno a qué hacer con esta cuestión. Los demás podemos pasar el rato con la satisfacción de que el hombre más rico del mundo es un cursi.