Cada cuarto domingo de enero, este año el día 27 de hoy celebramos la Jornada de Infancia Misionera. Así pues en este domingo, como hace ya muchos años, celebramos en la Iglesia católica la Jornada Nacional de la Infancia Misionera. Que este año ha sido convocada con el lema: ‘Con Jesús a Belén. ¡Qué buena noticia!’. Con ocasión de esta Jornada hoy en las parroquias y en estos días en los colegios se hacen buenas colectas a favor de las misiones, procurando que los niños sean grandes protagonistas de ellos.

Este año se cumple el 176 aniversario de esta Jornada, que nació en 1843 gracias a la iniciativa de Mons. Charles de Forbin-Janson para ayudar a niños que morían en China. Este obispo francés recurrió a los niños de su diócesis, en lugar de a grandes benefactores, para ayudar a los niños necesitados en China. En España la Reina Isabel II acogió el proyecto y la primera niña registrada fue su hija mayor, la Princesa de Asturias. Desde entonces la Iglesia española ha apoyado esta iniciativa para contagiar a todos los niños del espíritu misionero. En 1922 el papa Pio XI asume esta iniciativa como propia y le da el carácter de Pontificia. 175 años después, la Infancia Misionera sigue implicando a los niños en la tarea misionera de la Iglesia, y diciéndoles; ¡Atrévete a ser misionero!

Infancia Misionera es así pues una Obra convocada desde hace muchos años por el Papa, promoviendo una ayuda recíproca entre los niños del mundo, formando una red de solidaridad misionera universal siendo los principales protagonistas los niños, unos como agentes y donantes y otros receptores de la tarea misionera.

Con la Infancia Misionera se ofrece a los niños una escuela de fe y de formación misioneras, de modo que conociendo bien a Jesús y participando en su obra misionera, aprendan a ser misioneros, empezando por el propio ambiente, con sus familias y amigos. Las aportaciones económicas de los niños del año pasado en Europa para esta Jornada fueron 10.563.040,75, y a ello los de Ibiza y Formentera aportaron una buena cifra. Con el total de todo el mundo, que fue de 16.339.065,55, se ha podido sostener 2.694 proyectos de ayuda a la Infancia en Territorios de Misión.

En Navidad acabamos de contemplar a Dios en la fragilidad de un niño; fragilidad y fortaleza para vivir intensamente la misión que Dios Padre le ha confiado. Es allí, en Belén y en Nazaret, donde podemos descubrir la fuerza y el vigor de los niños, a quienes más tarde Jesús propondrá como camino para el Reino de los cielos. Es en ellos y en su colaboración donde el obispo Forbin-Janson descubrió el manantial de esta cooperación misionera.

De la Jornada Mundial de la Infancia Misionera, nos dice el Papa, «es la fiesta de los niños que viven con alegría el don de la fe y rezan para que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo». Por ello, los educadores, padres, catequistas, profesores cristianos y de religión, y -cómo no- los sacerdotes y obispos hemos de cultivar en los pequeños el espíritu misionero para que no sean niños y niñas ‘cerrados’ en sí mismos, sino abiertos a los demás, y para que vean un gran horizonte en su vida de modo que sus corazones vayan hacia adelante y nazcan entre ellos testimonios de la ternura de Dios y anunciadores de su amor.

Como ha sido hasta ahora entre nosotros, sea una buena ocasión de educación de nuestros niños de forma que con sus buenas obras aprendan mucho y bien a ayudar a otros niños de países necesitados como nos corresponde hacer y ayudar a todos como nos enseña y nos pide Dios.