Ya tenemos un otoño de masivas erecciones. Como siguen creyendo que ‘el dinero público no es de nadie’ y los votantes somos tontos incapaces de manejar tantas papeletas en el mismo día, separan los comicios y tiran cientos de millones para colgar su horrible jeta electoral.

El empacho político va a ser de órdago. Fue planeado el pasado San Valentín por los nuevos ejemplares de esa cursilada llamada gauche divive, que tanto ha decaído en sus líderes actuales: il dottore Peter Schz y Pablo Iglesias. La fórmula de ‘todo para el pueblo pero sin el pueblo’ sigue vigente, pero ya no hay rastro de modales versallescos. Los jetas se reunieron en una suite del lujoso hotel Villamagna, donde saben preparar de maravilla el Margarita, ese cocktail que homenajea la belleza de Rita Hayworth (su verdadero nombre era Margarita Cansino).

Panta Rei: El alcohol es un torrente que fluye siempre y uno sabe que nunca se baña dos veces en la misma copa (Heráclito antes que Kant).

Habrá tensión porque los jetas querrán mostrarse radicales para arañar votos. Saben que todavía hay cachorros que tienen ilusión por desvirgarse electoralmente; también que existen fanáticos de partido como hooligans de un club de futbol. Pero la mayoría de españoles está harta de tales jetas a diestra y siniestra. Desea buenos administradores y no ayatolás que nos dicten cómo vivir en su listón del más bajo denominador común.
El cocktail de socialistas, comunistas e independentistas ha sido históricamente muy resacoso. Y los barones del PSOE temen que a su líder se le haya acabado el crédito de sus mentiras. ¿O era todo un plagio?