El presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Torres, se ha sumado a la extraña euforia por la aprobación del Régimen Especial de Balears. Dice Torres que su aprobación es un hito histórico, pero no es ni una cosa ni otra. Es un texto con muchas promesas, que no prevé nada concreto y cuyo mayor éxito, decía Armengol, era consolidar el incremento del 50 al 75 por ciento de los descuentos aéreos.

Seamos serios. Este REB es un documento para salvar la cara a Armengol, que rechazó un texto mucho mejor cuando en Madrid gobernaba el PP. El PSOE empezó con muy mal pie en el inicio de la historia del REB, allá en la década de los noventa. Los socialistas, conviene recordarlo, votaron en contra en el Parlament y pese a ello se tramitó en el Congreso de los Diputados. El documento que se aprobó como ley, no decreto ley, incluía algunas ventajas, seguramente menos de lo esperado, pero viéndolo con perspectiva no era tan malo. Pese a los más de 20 años que han pasado desde el primer REB, el avance ha sido muy pobre. Todas las mejoras que se han producido en materia de insularidad han sido gracias a los políticos canarios. De ellos nació el incremento de la bonificación para residentes.

Pero el decreto ley que Torres considera un hito histórico es papel mojado, un simple recurso para no ir a las elecciones con las manos vacías. Ya lo dijo la diputada canaria Ana Oramas en el Congreso de los Diputados. «Señora Armengol, no se haga ilusiones. Esto es un brindis al sol». Pero Armengol aplaudía a rabiar desde la tribuna de invitados y Torres hacía lo propio en los actos del Dia de les Illes Balears. El tiempo dará y quitará razones, pero este REB es un auténtico bodrio. De histórico no tiene nada de nada.