El próximo miércoles día 13 de este mes tenemos el sexto aniversario de la elección del papa Francisco como cabeza de la Iglesia católica. Y es una ocasión para agradecerle a Dios esa elección y al papa Francisco todo lo que ha ido haciendo en estos seis años y lo bueno que seguirá haciendo.

Dios, que nos quiere, nos ama, nos estima, nos ayuda en todas las cosas buenas, y por eso nos dice, y lo podemos leer en la Biblia: “Os daré pastores según mi corazón” (Jer 3,15). Con estas palabras en el libro del profeta Jeremías, Dios promete a su pueblo no dejarlo nunca privado de buenos pastores supremos que nos congreguen y nos guíen: «Pondré al frente de ellas (o sea, de mis ovejas) Pastores que las apacienten, y nunca más estarán medrosas ni asustadas» (Jer 23, 4).

Y viendo la historia y las actuaciones de los papas, a lo largo de la historia vemos como se cumple eso y como los Supremos Pastores han ido haciendo en cada momento lo que corresponde hacer. Y haciéndolo han sido santos, y la Iglesia lo reconoce y lo proclama. Así, tenemos los últimos papas canonizados: San Juan XXIII, San Pablo VI, San Juan Pablo II. Por eso, en cada momento de la historia hemos de agradecer al papa de ese momento lo que han hecho, lo que nos han enseñado, y cumplirlo de modo más evidente.

Con sus palabras y gestos, nuestro papa ha muestra que es una persona sencilla, humilde y cercana, que transmite su cercanía a Dios y la cercanía de Dios a los hombres. Nuestro nuevo papa es un hombre de Dios, y, como Dios, muy cercano a los pobres y los humildes.
Y siendo así, en sus años de servicio nos ha proclamado un Año de Misericordia, para que seamos misericordiosos con todos. El año santo inaugurado el 8 de diciembre de 2015 es un jubileo extraordinario. El papa quiere que los católicos seamos más conscientes de una dimensión concreta de su fe, en este caso, la misericordia. Desde el 8 de diciembre de 2015 hasta el 20 de noviembre de 2016, que fue ese tiempo debíamos preguntarnos cómo vivimos la misericordia, cómo podemos mejorar en este aspecto, pedir más ayuda a Dios para lograrlo, así como perdón por los propios. Y a lo largo del año, en sus documentos nos va insistiendo en ello. Yo procuro leerlos todos y aplicarlos en mi servicio a Ibiza y Formentera. Así, utilicé recientemente el Mensaje suyo para la 27ª Jornada Mundial del Enfermo, que celebré en el Hospital de Can Misses; ahora estoy con el Mensaje de este año para la Cuaresma, para vivirla así y animar a ello a los católicos de Ibiza y Formentera. Y así todo el año acojo y aprecio sus documentos e indicaciones.

El amor que tiene por todos los pueblos es eficaz y nos lo demuestra también a nosotros: las veces que jóvenes que se preparan a la Confirmación van a Roma y acuden al rezo del Ángelus el papa les saluda y cita a Ibiza y Formentera. Y en alguna ocasión, en audiencia con él le he presentado alguna autoridad nuestra y la ha saludado.

El papa Francisco, hombre de gran devoción mariana, ha puesto su ministerio y a toda la Iglesia bajo la protección de María, la Madre de Dios. Y aquí en Ibiza, en la Catedral, a los pies de la imagen de nuestra patrona, la Virgen de las Nieves, coloque un solideo suyo que él le dio a un servidor de aquí, y lo coloque ahí para pedirle, con nuestras oraciones a nuestra Virgen Patrona que le ayude y proteja siempre.

Al conmemorar, pues, el 6º aniversario de su elección como Pastor Supremo de la Iglesia Católica, demos gracias a Dios por papa Francisco, nuestro nuevo Santo Padre. Elegido por Dios para ser principio y fundamento visible de nuestra fe, esperanza y caridad, toda nuestra Iglesia diocesana de Ibiza ofrezcámosle nuestra más sincera adhesión filial y comunión afectiva y efectiva. Oremos por el papa Francisco para que en su ministerio singular sea fiel reflejo de Cristo, el Buen Pastor y el Pastor Supremo, y así nos pueda llevar al conocimiento, al amor y a la confesión de Cristo, el camino, la verdad y la vida, la única salvación y esperanza.