Cuando la educación, la historia, la creencia unánime y el sentido común creían que la humanidad había asumido, que no olvidado, sus imperdonables errores del pasado, aparecen individuos como Fernando Paz bajo el paraguas de movimientos políticos como Vox y nos demuestran que la vileza, la falta de rigor histórico y el politiqueo barato destinado a captar los votos de votantes desprevenidos, ha hecho una incursión por la puerta de atrás de nuestra vida política.

En el momento en el que en los últimos días de la segunda Guerra Mundial, se empezaron a liberar los campos de concentración, Majdanek el 23 de julio de 1944; Auschwitz el 27 de enero de 1945; Buchenwald y Bergen-Belsen los 11 y 15 de abril; Dachau y Ravensbrück el 29 de abril; Mauthausen el 5 de mayo; Theresienstadt el 8 de mayo; y que campos como Treblinka, Sobibor y Belzec nunca tuvieron esa «suerte» y sufrieron en 1943 su destrucción por los nazis y el exterminio de los judíos que aun en ellos quedaban, se destaparon los horrores de la segunda Guerra Mundial.

Fernando Paz con su discurso de odio y falsedad, no solo provoca, de nuevo, que salga a la luz el dolor por la muerte de los casi 7 millones de seres humanos asesinados por aquellos a los que trata de justificar, sino que trata de empujar hacia el olvido y las cunetas de la historia a los 7.000 hombres y mujeres que se encontraron aún vivos en Auschwitz, incluyendo los 180 niños que habían sido el objeto de experimentos llevados a cabo por los doctores de la muerte; los 60.000 hombres, mujeres y niños rescatados de Bergen-Belsen; los 13.000 cuerpos hallados sin enterrar o las 10.000 personas que fallecieron en las semanas siguientes de tifus y malnutrición.

Cuando la vileza de un individuo, que solo pretende arañar algunos votos, le conduce para ello a hacer declaraciones negacionistas y revisionistas como las realizadas por este representante político, esto conduce a que los que acepten colocar una papeleta con ese nombre en las urnas están contribuyendo a colocar una papeleta de sangre en el lienzo, ya sangriento, de la historia.

Señor Paz, el capítulo criminal del tercer Reich ha sido juzgado y condenado; Señor Paz, la «solución final» que usted trata de justificar, o aun peor, de banalizar o de cuestionar y que se plasmó por un racismo organizado desde el Estado y que dio como resultado legislaciones antisemitas, boicots, «arianización», hasta llegar finalmente a los pogromos de la «noche de los cristales rotos» y a actividades orientadas a eliminar a los judíos de la sociedad alemana, se convirtió en un plan integral para concentrar y finalmente aniquilar a los judíos europeos. Esta es la única verdad y por mucho que usted, Señor Paz, la niegue, la verdad es solo y será siempre solo una.

Lo que en esta situación es aun más doloroso y repugnante, es que las altas esferas del partido del Señor Paz, hasta ahora, haya preferido ignorar estas declaraciones y hacer como si Fernando Paz se mereciese la atención que se le está dando; pero siempre cabe la esperanza de que el votante español sepa ver que a veces algunos políticos, pueden llegar al ring electoral desde las alcantarillas tal y como lo harían las aguas fecales.