Cualquiera que curiosee en internet verá que idiocia, idiotez o idiotismo, equivale en términos médicos a «retraso mental profundo consistente en la ausencia casi total en una persona de facultades psíquicas o intelectuales», mientras que el término fobia viene a ser el «temor intenso e irracional, de carácter enfermizo, hacia una persona, una cosa o una situación, odio o antipatía intensos por alguien o algo».

¿Por qué les cuento esto? Pues porque nos pasan unas cosas tan inverosímiles como asombrosas. Un diario local publica una columna de una marxista-feminista hablando únicamente de Vox donde pide no hablar de Vox. Sí, tal cual. La curiosa juntaletras, en un tono temeroso e irracional, proclama que padecemos todas las fobias imaginables que nadie en Vox sufre, haciéndome sospechar aquello de que «piensa el ladrón que todos son de su condición».

Días antes, un grupín de once querubines marxistas de corta edad e higiene física y mental deficientes, decoraron el acto de D. Javier Ortega Smith portando jabón y escobas para anunciar que quieren «limpiar las calles de fascistas», haciendo bueno aquel certero aserto de que «los fascistas del futuro se harán pasar por antifascistas».

Coincidirán conmigo que promover no hablar de Vox empleando a la prensa para hablar de Vox es un oxímoron tan absoluto como ver a once comunistas de Podemos (Guanyem) perdiendo la higiene democrática cuando exigen limpieza, intentando limitar nuestras libertades politicas, derechos que son de todos y que solo ellos pretenden defender. Ilusos.
A estas alturas de nuestra ya madura democracia empieza a ser cansino recordar a quienes predican desde el puño en alto que defender la libertad jamás fue su monopolio sino su expolio y que proclamar esa defensa exige antes dar ejemplo. Que dos concejales de Podemos nieguen a Vox esos derechos cívicos que reclaman les define como totalitarios. Que nos insulten como unos falsarios.

El mero hecho de poner pegatinas en nuestro portal - donde viven los vecinos de todos - acusando de fascistas al prójimo es el peor de los fascismos - el comunismo - que no debemos tolerar.

Vox es la reacción de esos españoles que por décadas soportaron la estafa de una derecha corrupta, acomplejada y cobarde mientras sufrían la burla de una izquierda intolerante - pretendidamente demócrata - que insiste en tomar por imbécil a la gente cuando estigmatiza a un colectivo de ciudadanos libres, acusados sistemáticamente de totalitarios y señalados con acusaciones de todas las fobias imaginables: machistas que defienden golpear a mujeres, declarados homófobos y que odian al inmigrante desde un racismo congénito y malsano. Las siete plagas de Moisés.

Representamos sin complejos la multiculturalidad de la sociedad ibicenca, abierta, heterodoxa y libre, con gustos sexuales, gastronómicos, religiosos o espirituales diversos. Hay afiliados franceses e ibicencos, italianos e hijos de árabes, hay africanos y suecas, madres casadas y solteras, cristianos, protestantes o ateos, y todos con una característica: todos somos vecinos y ejercemos sin complejos las libertades que nos otorga ser españoles.
Comprobarán lo que digo en las listas de candidatos. Sean demócratas, recuperen el argumento y abandonen el descalificativo con el que sólo señalan su pésimo estilo de mal político y falso demócrata. De no hacerlo, créanme, la victoria electoral en ibiza será un paseo comparado con lo logrado en Andalucía. Jueguen limpio, paisanos, no ensucien la democracia. Un abrazo.

«Qué es fascismo, me preguntas mientras asaltas los derechos de todos e insultas a quien no piensa como tú. ¡Fascismo eres tú!»