La temporada está empezando y aún son muchos los comercios, bares y hoteles que siguen sin tener personal. En Internet hay numerosas ofertas y paseando por Vila se ven carteles en las puertas de algunos locales en busca de trabajadores cualificados y siempre, por supuesto, con idiomas. Carteles que, por cierto, el verano pasado hubo quien no despegó de sus cristaleras.

Cada vez vienen menos ‘temporeros’ a la isla. Cualificados o no cualificados. Es un hecho. Y el porqué es evidente: no compensa. Los sueldos no son tan altos como para pagar los precios que la mayoría de propietarios piden por una casa. La avaricia de muchos, que quieren hacer del alquiler turístico su modo de vida, está generando un gran mal a Ibiza. No seré yo quien condene el libre mercado, pero cuando la libertad de unos genera perjuicio a otros, hay que regular. En eso consiste el Estado de Derecho.

La isla apuesta cada vez más por un turismo de alto nivel, pero, ¿quién va a dar esa calidad al turista que paga el lujo? Si no hay profesionales todo se va a pique.

Porque ya no es que no venga gente a trabajar, es que los propios ibicencos se están marchando. Estudian, se forman y… ¿van a vivir toda su vida en casa de sus padres o compartiendo piso? No.

Así que, por favor, propietarios, si quieren de verdad a su isla, dejen de abrir sus pisos solo en verano y pongan precios que ustedes o sus hijos podrían pagar. Y, señores políticos, no podemos depender de la buena voluntad de quien alquila, así que regulen esto de una vez. Un piso, en una zona determinada y con unas características concretas debe tener un precio máximo estipulado y éste no puede ser el triple de lo que costaría en la Península. Tengan en cuenta el refrán: la avaricia rompe el saco. Aquí, hundirá la isla.