Hasta ahora nunca había oído hablar de la Semana Santa de Ibiza. Por supuesto que suponía que habría procesiones, pero ni sabía de la existencia de las numerosas cofradías ni imaginaba que se organizaban tantos actos. Yo, que vengo de Cartagena, donde estos días se viven en la calle, a la espera del siguiente desfile pasional. Luz, flor, orden y una marcialidad propia del pasado y presente militar de la ciudad hacen únicas sus procesiones. Allí todos, católicos o ateos, saben qué procesiones hay, se sienten de una u otra cofradía y sienten cuando el mal tiempo no les permite salir a la calle después de todo un año esperando.

Mira que yo no soy muy ‘semanasantera’ pero este año, cuando supe que en Ibiza también hay procesiones y que justo coincidían con mis días de libranza, me alegré. Esperaba poder disfrutar de este ambiente en la isla.

El mal tiempo ha hecho que se suspendan la mayoría de las procesiones. ¡Una lástima! Me quedé con ganas de poder ver el desfile del Viernes Santo. Creo que el contemplar cómo avanzan los pasos por las empinadas y estrechas calles de Dalt Vila debe ser impresionante. Es verdad que aquí la Semana de Pasión no se celebra tanto como en otros lugares de la Península, como en Cartagena, pero no tengo duda de que el recorrido debe ser de los más bonitos que existen.

Por este motivo no entiendo cómo la mayoría de la gente de fuera de la isla desconoce la existencia de las procesiones ibicencas. Oigan, que Ibiza es sol y playa, fiesta y naturaleza pero también es cultura, y parte de esta cultura es su Semana Santa, sus desfiles en este entorno único Patrimonio de la Humanidad. ¿A qué esperan para promocionarla?