Soy consciente de que este título es muy ostentoso, pero no es mío, hace referencia a un libro del Albert Einstein en el que trata muy diversos ámbitos y expresa su visión respecto a diferentes temas, un magnífico libro cuya lectura recomiendo. Resulta que me pidieron hace unos días que redactara una nota de prensa, que era importante publicar un artículo de opinión, que estamos en campaña, mil ideas para elaborar un texto, argumentos, resúmenes diarios de prensa nacional e internacional, mil comentarios, muchas conversaciones y demasiados cafés para el hígado. Así es que, sin pretender ni tan siquiera parecerme al sabio, he querido homenajearlo en estas letras.

Einstein, el gran Einstein y su teoría de la relatividad, sin embargo, pocos saben que su nobel fue por el descubrimiento del efecto fotovoltaico que luego daría lugar a la invención de las placas fotovoltaicas. ¡Exacto!, veía venir el gran reto del próximo siglo… el siglo XXI, el de las energías renovables. Un reto por el que me ilusiona trabajar y que desde Unidas Podemos planteamos como uno de nuestros objetivos ineludibles, fundamentales para un futuro mejor y así lo estamos demostrando con nuestro trabajo día a día en las islas, comenzando un camino que no tiene marcha atrás: el cambio de modelo energético y económico, porque este es necesario para asegurar un futuro.

Cuando era pequeño, durante las vacaciones, siempre que podía, iba a un pueblecito de Valencia a los pies de la meseta. Estaba situado en un paraje donde el agua corría abundante por los ríos. De más de 20 fuentes brotaba sin descanso, clara, cristalina. De ella disfrutaban 800 habitantes. Podías beber de las acequias donde el líquido elemento cabalgaba, había cuevas con lagos y cascadas, balsas de riego heladas para nadar… Era un lugar donde el susurro del agua, que armonizaba todo alrededor, podría convertirse en un rugido que ocultaba, incluso, el canto de pájaros y grillos... Ahora solo queda el esqueleto de ese paisaje. Sigue siendo un bonito sitio, pero sin vida, sin agua….

Cualquiera de ustedes con más de 40 años recordará muchos lugares parecidos, de hecho, todavía existe algún rincón así. Algo está cambiando y es un hecho innegable. Y así lo dicen, lo gritan, lo pintan, lo escriben los miles y miles de jóvenes, a lo largo y ancho del mundo, que cada viernes se concentran en sitios emblemáticos de sus ciudades para decirnos ‘stop’, no más contaminación, más responsabilidad, más amor por nuestro entorno por lo que nos da la vida.

Respeto y responsabilidad, qué menos se puede pedir a los que gobiernan este mundo, este país, este archipiélago, esta isla…. #FridaysForFuture es otro paso más en las reivindicaciones de los jóvenes y niños que por primera vez tienen voz propia en centros de poder. Pero sus reivindicaciones no pueden quedar en palabras, los que queremos tomar responsabilidades políticas tenemos que trabajar por el cambio de modelo económico y energético ya, no hay tiempo, el sistema ha colapsado, el crecimiento no puede ser infinito en un espacio finito con recursos limitados, el actual sistema y su deriva neoliberalista es depravador y consume recursos naturales a mayor ritmo del que la naturaleza puede restituir, contamina y ensucia todo aquello que es necesario para nuestra propia supervivencia. El aire y el agua, atmósfera, ríos, mares, la tierra fértil…

En aquel pueblecito ahora el agua solo alimenta de forma continua dos fuentes y en una de ellas luce el cartel: agua contaminada. Y yo me pregunto, ¿cuánto tiempo más hay que esperar? Tenemos que ponernos manos a la obra. Ahora, antes de que sea tarde. Hay un camino por delante y una historia por escribir. ¡Por la cuenta que nos trae!