El Partido Popular de Biel Company no es el de Gabriel Cañellas, hegemónico y avasallador. Tampoco es el de Jaume Matas, omitiremos aquí los adjetivos. Tampoco es el de José Ramón Bauzá, aunque esto ya se ha encargado el expresident de denunciarlo. El presidente del PP de Balears se enfrenta el próximo 26 de mayo a su examen de oposición ante un tribunal severo e inapelable: los votantes. Juzgarle a él, como algunos hacen ahora un tanto a la ligera, por el resultado cosechado el pasado domingo, es bastante ridículo. Puede haber cometido algunos errores pero ¿quién no los comete cuando toma decisiones? Solo rompe los platos aquel que los friega, pero siempre hay algún comensal que critica la torpeza del que está con las manos en remojo mientras él cómodamente sentado se rellena la copa de vino.

Cuando un partido político, sea el que sea, se separa notablemente de lo que esperan sus electores, lo paga muy caro. Sucedió cuando los votantes de Balears dieron la espalda a Bauzá, que llevó a su formación con mando militar y un tanto despótico, a terrenos ajenos. Es posible que actuara bienintencionadamente pero fracasó porque los ciudadanos no le siguieron. Es justo lo que le ha sucedido ahora al presidente nacional del PP, Pablo Casado. Su oferta política, excesivamente escorada a la derecha y dispuesta a asumir planteamientos radicales ajenos a su posicionamiento político tradicional, ha sido rechazada por los votantes tradicionales del PP. Así las cosas, no hay más remedio que cambiar el rumbo, aunque puede que el PP no esté a tiempo. Pero conviene recalcar que no son Biel Company ni Marga Prohens ni Maria Salom quienes han cambiado a terrenos políticos inexplorados. Responsabilizarles a ellos de lo sucedido el 28-A es bastante injusto.

El PSOE ha ganado las elecciones con claridad y con casi total seguridad Pedro Sánchez será el próximo presidente del Gobierno. Pero su investidura estará en manos de Unidas Podemos. Ya lo estuvo en marzo de 2016 y Pablo Iglesias se negó a hacerle presidente. Gracias a ello lo fue Mariano Rajoy hasta la moción de censura de mayo del año pasado. ¿Volverá a cometer el error el líder de la formación morada solo por no entrar en en Ejecutivo? Lo dudo mucho. Pero gobernar en minoría no es nada fácil. Que se lo pregunten a Francina Armengol. Veamos lo positivo: se habrán acabado las excusas para un nuevo sistema de financiación autonómica.