Hablar por conveniencia. Así podrían calificarse los encuentros, sobre todo en campaña electoral, de los políticos con los periodistas. Ayer pasó justo eso con la visita de Francina Armengol, presidenta del Govern balear, que venía a presentar el programa electoral de su partido en Ibiza. Empezó tarde, soltó el mismo discurso que ya había contado en Palma y siguió con la presentación de Rafa Ruiz como candidato a revalidar la alcaldía de Vila. Y nosotros, cuatro periodistas que no teníamos nada mejor que hacer a las 18 horas de una tarde de viernes (nótese la ironía) esperando a que nos dedicase un par de minutos para hablar de Ibiza. Qué ilusos. De Ibiza se habló, claro, pero solo de lo bien que se ha hecho, lo que se ha hecho, durante esta legislatura; los trapos sucios no cabían en el acto. Y nosotros teníamos preguntas que hacer, que por eso estábamos allí, porque los compromisos del programa se pueden leer en la página web del partido. Ayer también se celebró el primer día potente de la Pasarela Moda Adlib. Empezaba a las 21 horas y, por primera vez, Armengol iba a estar presente. En qué momento aprovechó su visita a Ibiza para dejarse ver por el Recinto Ferial. A las 21.30 horas todavía no había empezado el desfile. ¿Por qué? Porque no había llegado la presidenta. Mientras tanto, espectadores, modelos, periodistas, cámaras, maquilladores, estilistas y un largo etcétera de profesionales esperando. Me pregunto por qué el tiempo de un político es más importante que el de cualquiera de nosotros. Por qué si los periodistas tenemos que esperar, ustedes no tienen dos minutos para compensárnoslo. Por qué las cabezas pensantes que organizan la pasarela no le dicen que el desfile empieza y que se siente en la silla cuando llegue. Esto ha pasado con Armengol, pero podría poner el nombre de cualquier político. Dejen de jugar con nuestro tiempo porque, aunque se les olvide, vale exactamente lo mismo que el suyo.