Ayer se cumplieron 99 años del nacimiento de San Juan Pablo II, que recibiendo el nombre de Karol Jòzep nació el 18 de mayo de 1920 en la ciudad polaca de Wadowice, un pueblo de Polonia a 50 kilómetros de la capital de Cracovia. Era el menor de los tres hijos del matrimonio integrado por Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska.

Y él que es santo, al cual tuve la suerte de servir cercanamente casi 12 años, con su nacimiento nos enseña muchas cosas buenas, llevadas a cabo por sus buenos padres y que enseñan así a los padres y madres actuales que vais a tener la suerte de tener hijos.
En primer lugar deseo destacar que nació por obra de Dios, pero con la colaboración de sus padres. Y eso nos ocurre a todos. Dios que nos ama nos da la vida para que estemos un tiempo aquí en la tierra, y esa vida nos la da con la colaboración de un hombre y una mujer, que son los padres legítimos de los que nacen. Y si los padres no lo hacen bien y correctamente, entonces el que iba a nacer no adquiere vida en la tierra.

En el caso de los padres de San Juan Pablo II ellos lo cumplieron bien y correctamente. En efecto, tenían ya dos hijos y al quedar la mujer embarazada para un tercer hijo estaba un poco enferma. Por eso, le aconsejaron que abortara. Y ella, buena madre, buena colaboradora con Dios, dijo que no, que abortar no esa vez ni nunca. Siguió un poco enferma y su embarazado fue un poco difícil pero ella quiso que naciera ese hijo como habían nacido los dos anteriores que tenía. Demuestra así su amor a los hijos por encima de todo, sin excluir a ninguno. Si ella hubiera acogido el aborto ese tercer hijo suyo no hubiera nacido y todas las cosas buenas y extraordinarias que hizo en sus años de estancia en la tierra –casi 83 años– no las hubiera podido hacer y las demás personas que nos hemos beneficiado de ello, no lo hubiéramos tenido.

Otro buen aspecto de ese nacimiento es que nació en mayo, el mes dedicado a la Virgen María. Un mes en el que tenemos que orar, acoger mucho y bien a la Madre de Jesús, que es madre espiritual nuestra,

La casa de su familia estaba al lado de la parroquia del pueblo. Y en esa parroquia, como corresponde, todos los días del mes de mayo hacían el acto religioso con oraciones y cantos. Y resultó que cuando a su madre le movió el parto era por la tarde, cuando en la parroquia estaban haciendo el acto religioso. Su madre era una ferviente católica, y se las arregló para que su hijo naciendo cerca del templo parroquial, lo primero que oyera su hijo fueran los cánticos a la Virgen María.

Y de ese modo su madre les dijo a las enfermeras que la atendían que abrieran la ventana para que su hijo, al nacer, de las primeras cosas que pudiera escuchar fueran los cantos que los buenos fieles hacían en honor de la Virgen María. Y así fue y eso él nos lo contó algunas veces a los que trabajábamos con él a sus órdenes.

Dos detalles, pues, en su nacimiento por parte de su madre, dos cosas buenas que fueron una esplendida ayuda para él: pudo nacer correctamente para iniciar años de vida en la tierra y desde el principio su madre quiso que fuera devoto de la Virgen María, Madre de Jesús y que Jesús, desde la cruz declaró como madre espiritual nuestra.

Es eso una buena enseñanza y acogiéndola que eso sea una buena práctica de los padres y madres de ahora y siempre en nuestras buenas Islas de Ibiza y Formentera, demostrando así el amor grande y duradero a los hijos y tener el propósito de formarlos cristianamente, colaborando después en ello las parroquias y los colegios buenos donde se van formando.