Las leyes civiles han de ser cumplidas y cumplidas bien. Si una ley nos parece que no es buena, podemos hacer los riesgos para que sea cambiada, pero mientras esté en vigor legítimo la hemos de cumplir. Y en esta época, como nos sucede cada año, hemos de cumplir con la declaración de la renta. Yo la cumplo, con la ayuda que para ello me hace un signo abogado, y os animo a que lo hagáis todos los que estáis obligados a ello.

Y con esa ocasión, es bueno e importante, siendo cristianos practicantes, poner la ‘X’ en la declaración de la renta a favor de la Iglesia y también la ‘X’ en las entidades de caridad.
Estamos en el periodo de la declaración de la renta. Una forma sencilla, pero necesaria, de colaborar con nuestra Iglesia es poner la ‘X’ en la declaración de la renta, impresa o digital, en la casilla correspondiente a la Iglesia católica. De esta forma el 0,7 de nuestros impuestos se asignarán a la Iglesia católica. También se puede poner la ‘X’ en la casilla para otros fines. Al poner la ‘X’ no se paga más, si la declaración es positiva; y, si es negativa, tampoco se percibe menos en la devolución. No cuesta nada poner la ‘X’ y hacerlo es un ejercicio de libertad y de responsabilidad, algo que hemos de hacer siempre, pero aún más cuando diversas plataformas, están llamando al boicot. Hay que despertar y ayudar a otros a hacer lo mismo. Nos hemos de preocupar personalmente de poner la ‘X’ o, si nos hacen la declaración de la renta nuestros asesores fiscales, banco o caja, nos hemos de asegurar de que se ponga la ‘X’. Es un modo de implicarnos con nuestra Iglesia diocesana y de ayudar a nuestras parroquias, a nuestras Cáritas y a tantas otras obras en bien de todos. No dice nada en nuestro favor acercarnos a nuestras parroquias o servicios eclesiales demandando algo, y después eludir esta responsabilidad de ayudar a nuestra Iglesia. No cuesta nada poner la ‘X’ en la declaración de la renta.

Nuestra Iglesia necesita de medios humanos y de recursos económicos para poder llevar a cabo su misión: para las actividades pastorales con niños, jóvenes y adultos, para la atención espiritual y humana a todo aquél que lo necesita, para el culto, para el mantenimiento de los templos, para la atención de numerosos servicios caritativos, para la remuneración de los sacerdotes, religiosos y seglares. La labor religiosa y espiritual de la Iglesia, ya de por sí de gran significado social, lleva, además, consigo otras funciones sociales, como la enseñanza, la atención a los ancianos y los discapacitados, la acogida de los inmigrantes, la ayuda a la personas y familias a quienes la crisis económica y las injusticias siguen poniendo en graves dificultades, o la ayuda a los misioneros en los lugares más pobres de la tierra. Con poco dinero, y gracias a la generosidad de millones de personas en todo el mundo, la Iglesia sigue haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto.

Son muchas las necesidades de nuestra Iglesia para cumplir su misión, para seguir haciendo el bien. Desde hace ya algunos años, el sostenimiento de nuestra Iglesia depende exclusivamente de los católicos y de todas aquellas personas que reconocen la labor de la Iglesia. Todo católico debe sentir el deber de ayudar a su Iglesia en sus necesidades y de colaborar económicamente con ella. Es lo que nos recuerda el quinto mandamiento de la Iglesia: «Ayudar a la Iglesia en sus necesidades». Todos los católicos hemos de concienciarnos de que la financiación de nuestra Iglesia depende cada día más de nosotros mismos, y hemos de actuar en consecuencia. Sólo con la implicación generosa de todos los fieles, la intercomunicación de bienes y el reparto equitativo de los bienes es posible atender a las necesidades de todos. Siempre ha sido así. Desde la primera comunidad cristiana hasta hoy, la Iglesia se ha financiado siempre con la aportación generosa de sus fieles.

La Iglesia cuanto más reciba, más podrá dar. Nuestra Iglesia no lo recibe para enriquecerse sino para cumplir su misión, que es la misión de todos los que la formamos y beneficia a todos sus miembros y también a la sociedad entera. Muchas gracias por la implicación y la aportación en la declaración de la renta.