Estamos celebrando la solemnidad del cuerpo y la Sangre de Cristo. La Santísima Eucaristía es el Misterio de Fe. Se cumplen las palabras de Cristo: Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo. Hoy es un día de acción de gracias. Jesús instituye la Eucarística el Jueves Santo, la víspera de su muerte. Pero la Iglesia establece esta solemnidad del Corpus para celebrar con jubilosa alegría e inmensa devoción y amor el hecho de que Jesucristo se encuentra entre nosotros. Adoremos al Señor en todos los sagrarios de la tierra donde está sacramentado con menos culto y más olvido, por falta de fe en muchos cristianos. El memorial de la Muerte y Resurrección de Cristo se hace presente en cada Eucaristía, no sólo es el recuerdo de la Última Cena, sino que se renueva sacramentalmente como está en el cielo. Adoremos al Señor en este augusto Sacramento. Dios está aquí, venid adoradores, adoremos a Cristo Redentor. Honor y gloria Ti, Rey de la gloria.

Santo Tomás de Aquino hablando de la Santísima Eucarística dice: No hay ningún otro sacramento más saludable que éste, pues por él se borran los pecados, se aumentan las virtudes y se nutre el alma con la abundancia de todos los dones espirituales. Se ofrece en la Iglesia, por los vivos y los difuntos, para que a todos aproveche, ya que ha sido establecido para la salvación de todos.

Nuestros deberes con la Santísima Eucaristía son: participar en la santa misa, recibiendo con buenas disposiciones la sagrada comunión y visitarlo con frecuencia. Jesús a todos nos recibe y nos espera en cualquier momento. El Evangelio nos narra la multiplicación de los panes, signo profético del banquete mesiánico que es la comunión eucarística.

Nos dice también el Evangelio que los Apóstoles se acercaron al Señor para que despidiera a las muchedumbres, para que fueran a proveerse de alimentos. Jesús les dijo: dadles vosotros de comer. Ellos solamente tenían cinco panes y dos peces. El Señor con lo insignificante e insuficiente de esta comida, hizo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Había unos cinco mil hombres, todos comieron y se saciaron

Aquí vemos la importancia de la colaboración humana a pesar de ser una ayuda tan módica y exigua. El Señor nos dice también los cristianos del siglo actual. Dadles de comer. En el mundo hay hambre de pan, de cultura y de amor. Todos los cristianos, todas las personas de buena voluntad deber hacer caso a las palabras de Cristo. ¿ Cómo podemos ayudar a las personas necesitadas?. Con nuestra aportación económica. Las colectas de todas las misas se destinan a Cáritas para que esta entidad de la Iglesia pueda atender a tantas personas y familias que necesitan nuestra ayuda. Seamos muy generosos según nuestras posibilidades. Dios retribuirá con creces lo que podamos hacer para mitigar la pobreza.