Es muy raro que yendo a la Oficina del Paro te den un trabajo. Entrar se entra, pero salir con un curro es algo tan insólito casi como que te toque el pleno de la Primitiva. Esto lo digo porque creo que la verdadera agencia de colocación, la que funciona de verdad --la que no necesita cursos de parados para que su dotación la manguen socialistas andaluces o ibicencos y sus clientelas-- es la que tienen la nomenclatura de los partidos políticos. Si te portas bien, no contradices al líder, eres disciplinado y explotas bien la doctrina básica que te indican que tienes que meter en las redes sociales, pues acabas hasta de doctor en cualquier universidad (española). Los partidos, lo estamos viendo estos días, se han convertido en una agencia de colocación que ya nos gustaría que el SOIB funcionará así de bien. Incluso los méritos profesionales no cuentan; si les caes bien no hace falta ni experiencia ni trayectoria profesional, te hacen parlamentaria o te devuelven al pueblo como concejal, como al genial Balti, o hay casos más complicados como a Ensenyat, a este no lo vamos a mandar de concejal a Esporles, este al Senado que ahora habrá bacalao que cortar con lo de Cataluña y, además, alrededor del Senado hay unos restaurantes estupendos. ¿Y con el expresidente Antich que hacemos?, pues a una prejubilación de lujo, ¡no hombre!, a Xisco lo hacemos delegado del Gobierno, así habrá pasado por todos los cargos importantes. No interesa saber quién es el adecuado para el cargo. Si colocaran con tanto acierto a los suyos como a los demás: en España no habría paro, pero para ellos ese es un tema secundario. Si quieres encontrar curro, métete en política y trepa. Además hoy no es como antes, cualquiera vale.