En menos de una semana se produce la investidura del Presidente del Consell Insular d’Eivissa. Todo apunta a que Vicent Marí (PP) se alzará con el bastón de mando tras ganar las elecciones con contundencia, quedándose al borde de la mayoría absoluta con 17.831 votos y casi un 40% de las papeletas. Un triunfo electoral inapelable, sobre todo en comparación a los resultados de su formación en el resto de islas. Ciudadanos, con Javier Torres al frente, obtuvo 3.120 sufragios que representan un 6,9%, lo cual les sirvió para obtener un digno conseller. Las negociaciones entre ambas formaciones han empezado y el pasado viernes 14 de junio presentaron un acuerdo programático en rueda de prensa mostrando sintonía entre los dos candidatos, a pesar de que, inexplicablemente, al día siguiente la formación naranja quisiera matizar que era sólo «el primer paso en la negociación». Esta excusa les sirvió de precepto para escenificar una presunta negociación paralela con el PSOE, la cual es tan improbable como irracional, dado que requeriría el apoyo de Podemos, una línea roja infranqueable para los de Albert Rivera. Además, la línea ideológica de los liberales en Baleares se centra en la lucha contra la inmersión lingüística en catalán, lo cual casa difícilmente con la política marcada por Francina Armengol y sus socios nacionalistas. Así pues, Ciudadanos sólo tiene 2 alternativas: llegar a un acuerdo con Vicent Marí o caer en la irrelevancia de una oposición en la que sólo ostentarían la tercera plaza por detrás de socialistas y podemitas. Parece obvio que optarán por la primera opción, aunque parecen decididos a dejarse querer para encarecer un pacto con el PP y arañar cargos y responsabilidades que los ciudadanos no les han concedido en las urnas.