Atrás quedan los humos con los que la antigua corporación local de Sant Antoni (des)gobernó el consistorio. Después de que los ciudadanos mandaran a la oposición a PSOE y Reinicia tras una legislatura nefasta, el nuevo equipo de gobierno capitaneado por Marcos Serra ha iniciado su andadura con el pie derecho. Su primera decisión ha sido reducir el gasto político en un 4%, algo que, pese a tener un impacto presupuestario más bien modesto, es un gesto que se separa de la línea de los otros cuatro ayuntamientos que han aumentado sus retribuciones. José Ramón Martín (Ciudadanos) también ha optado por diferir de sus compañeros de Vila que decidieron votar a favor de subirse el sueldo y se ha alineado con sus compañeros josepins que prefirieron lo contrario. La oposición parece tan perturbada por la derrota electoral que no ha respetado ni los 100 días de rigor y ha pasado al ataque, acusando al equipo de gobierno de parálisis. Nada más lejos de la realidad. Mientras el departamento de gobernación que con Aída Alcaraz tuvo como única misión entorpecer la labor del cuerpo de Policía Local y acometer una persecución política sin precedentes contra su inspector jefe, ahora parece haber vuelto a la cordura con Neus Mateu a la cabeza. No en vano, en poco más de un mes se han acometido más de 100 actuaciones policiales en diferentes puntos del municipio con incautaciones de drogas y productos fruto de la venta ambulante, que tanto daño causa al comercio local. Cuando los políticos facilitan la labor de los funcionarios en vez de entorpecerla, todos los ciudadanos salen ganando porque la Administración gana eficacia y eficiencia. Sant Antoni tiene que afrontar retos de enorme calado que sólo podrá superar con cohesión en el gobierno y solvencia en la gestión.