Podría convertirse en una atracción turística en el futuro: ir a ver cómo turistas o trabajadores del sector turístico duermen en un balcón en Ibiza, a la intemperie, protegidos por una tela para evitar los primeros rayos del día. Sería hasta divertido si no fuera una realidad, y no es la primera vez que ocurre. Lo ha denunciado Prou!, que en esta ocasión sí ha dado en el clavo frente a sus habituales mensajes contra el turismo.

Pero que alguien pague por dormir en un balcón es un ejemplo del deterioro de la política de la vivienda en estos cuatro años. Era difícil conseguirlo, pero los gobernantes que ha habido hasta hace unas semanas han empeorado las cosas. Por desgracia algunos continúan en sus cargos, como el mal llamado conseller de la Vivienda del Govern balear, el socialista Marc Pons, que sigue al frente de este departamento imagino porque no consiguió dar las llaves de ningún piso en cuatro años y se le ha dado una segunda oportunidad.

Pero lo llamativo del asunto es que estas cosas pasen en pleno centro de Ibiza, y que la comunidad de propietarios, que debe estar muy pendiente del color de los toldos o de si dejan o no bicis en las entradas, no denuncie lo que está ocurriendo. Tampoco ningún agente de la policía local, al parecer, ha denunciado que algunas personas duerman con colchones en los balcones. Y si lo han hecho nadie les ha hecho ni caso. Poner multas de tráfico se ha convertido lamentablemente en gran parte de su ocupación, y no es culpa de ellos.

Y no hablemos de los funcionarios del Consell d’Eivissa, incapaces de ver lo que ocurre a pocos metros de la sede del gobierno insular. Las fotos que publicaba este martes el Periódico de Ibiza y Formentera es la constatación de un gran fracaso. Y lo peor es que no tengo esperanza en que pueda mejorar mucho.