La diputada podemita por Ibiza, Gloria Santiago, intentó explicar la postura del Parlament de obligar a retirar el lazo amarillo de la sede de la Cámara autonómica que fue colgado por Més per Mallorca. Para no tener que justificar su voto a favor de la eliminación del lazo, Santiago sacó a colación la Ley de Símbolos aprobada por Bauzá como una cortina de humo para intentar justificar su postura. Lo que ha hecho el Parlament, simplemente, es aplicar la Ley de Símbolos sin necesidad de que haya una ley como la de símbolos. Porque afortunadamente en la Cámara autonómica hay letrados muy preparados y responsables que avisan a los políticos del camino a seguir y de las consecuencias que tiene no aplicar la ley. Seguramente Santiago hubiese preferido mantener el lazo amarillo en la fachada del Parlament porque ya se sabe que su partido cree que hay presos políticos y exiliados, pero la Cámara autonómica es una institución imparcial que debe respetar todas las ideas, sin partidismo ni fanatismo.

Es sorprendente esto de la libertad de expresión. Si algunos insultan a determinados políticos, hay que respetar la libertad, aunque haya condenas por ello. Es el caso de Valtonyc, considerado un mártir por la izquierda por pedir la muerte de todos aquellos que no piensan como él. Pero ojo cuando un dirigente progresista es insultado o calumniado. Van a los juzgados y exigen responsabilidades y si pueden, cobran indemnizaciones. Que Santiago le pida a su compañera Irene Montero, por ejemplo, que cada vez que es objeto de comentarios soeces acepte la libertad de expresión y evite colapsar las dependencias judiciales con querellas. Pero Santiago debería acostumbrarse a responsabilizarse de sus decisiones como vicepresidenta del Parlament. Recurrir al expresidente José Ramón Bauzá es un argumento bastante pobre.