Mientras el conseller Iago Negueruela anunciaba en el Parlament sus planes para ayudar a las empresas y trabajadores afectados por la quiebra de Thomas Cook, TUI, el principal mayorista europeo, comunicaba su decisión de crecer con 2 millones más de plazas aéreas, de las cuales gran parte beneficiarán hacia Baleares.

Mientras los dirigentes del PSOE y Més per Mallorca se peleaban públicamente por la decisión de devolver 3 millones de euros a los hoteleros por la ecotasa, una cadena de agencias independiente, Hays Travel, confirmaba la compra de las 555 oficinas con las que operaba Thomas Cook en el Reino Unido, además de contratar a personal afectado por la bancarrota del mayorista.

Mientras nuestros políticos no tienen ningún pudor en pelearse públicamente por apuntarse medallas para teóricamente «salvar» el sector turístico tras la quiebra de Thomas Cook, hay empresas y directivos en Europa que trabajan de forma solvente y efectiva, sin hacerse fotos, muchos de ellos cuyos nombres desconocíamos hasta hace unas horas, para recuperar la normalidad en el sector turístico.

Mientras algunos políticos ibicencos defienden que sobran turistas, denuncian que hay demasiados cruceros, e incluso asumen los principios de una plataforma que propone prácticamente suprimir el turismo, hay hoteleros de la isla que preparan planes de expansión de sus negocios, con nuevos destinos, nuevas aperturas, y sobre todo la creación de puestos de trabajo.

La crisis de Thomas Cook ha demostrado dos cosas: una, que hasta los políticos que cuestionan los efectos positivos del turismo se han muerto de miedo ante los efectos de la quiebra del mayorista. Dos, y lo más importante, que visto lo visto, es mejor que algunos dirigentes estén de brazos cruzados y no hagan nada. Será lo mejor para todos.