La ecotasa se ha convertido en una estafa. No lo digo yo, lo dice el GOB. Estafa es hasta el nombre que utilizan para referirse a ella, el «Impuesto de Turismo Sostenible (ITS)», que no es el que le pusieron en el texto legal que lo sustenta. Legalmente se denomina «impuesto sobre estancias turísticas en las Illes Balears» y lo paga todo aquel que no pernocta en su casa, aunque no haga turismo o sea residente. Dado que no pudieron establecer un visado como hacen tantos países para hacer caja con aquellos que les visitan, decidieron que se cobrara a todos aquellos que por la razón que fuera, no duermen en su casa, lo que en un territorio insular es de auténtica vergüenza, pues en no pocas ocasiones los habitantes de Formentera deben ir a Eivissa para multitud de trámites o para poder tomar el primer vuelo a la península. Es radicalmente falso que solo lo paguen los turistas y sería fantástico conocer qué porcentaje de lo recaudado sale de los bolsillos de los contribuyentes de Balears. Más de uno se sonrojaría.

Algunos se frotaban las manos con la quiebra de Thomas Cook y ya habían descorchado el cava previendo la caída de la industria turística balear como un dominó, una empresa tras otra, comenzando por los odiosos hoteleros. Al fin se iba a poder decrecer turísticamente y llegaría la tan ansiada diversificación: las plantaciones de marihuana terapéutica (o no, vaya usted a saber), las placas solares u otras majaderías semejantes. Al fin todos aquellos que trabajan para la peor industria posible, la depredadora del territorio y del medioambiente, que enriquece a unos pocos como Escarrer, Fluixá, Riu, etc. se iban a ir por donde un día vinieron.

Y en eso que aparecen PSOE y Podemos y anuncian ayudas económicas con dinero de la ecotasa para los acaudalados sátrapas que tienen «beneficios astronómicos». ¡Su gozo en un pozo! Entre alaridos de dolor, mesándose mechones de cabellos y haciéndose jirones la camisa, gritaban que cómo era posible hacer eso con la ecotasa; la «trinchera», la «victoria» que tanto costó obtener para que decrezca el turismo. El Govern anuncia entonces que buscará otra fórmula porque hay dificultades legales, pero que las ayudas se otorgarán igualmente para salvar del cierre prematuro a los hoteles y a los trabajadores afectados. ¿Pero no ven Francina Armengol y Iago Negueruela que es justamente eso lo que quieren sus socios de Més con sus satélites del GOB, Terraferida, Arran y el resto de la comparsa turismófoba?