Es Pratet ha vuelto a sufrir las inundaciones de cada año. Ninguna novedad. Comercios anegados, vecinos indignados, pero la vida sigue igual en el barrio ibicenco. Tiene mérito el aguante de los residentes de Es Pratet, que sufren en sus propias carnes la incompetencia municipal de encontrar una solución a la gota fría. De poco sirve decir que llueve mucho en poco tiempo, que no es lo normal, que hay que tener paciencia. Evidentemente el Ayuntamiento de Vila no puede determinar ni calcular el número de litros que caerán en las calles de la ciudad, ni qué barrios se verán más afectados, pero seguro que hay alguna solución técnica para paliar lo máximo posible los efectos de estas lluvias poco normales, y por otro lado habituales en septiembre u octubre.

Teniendo el puerto tan cerca, ¿alguien ha previsto en es Pratet salidas de agua directas cuando llueve tanto? O, como decía una vecina, que el agua de la lluvia acabe en la zona húmeda de ses Feixes, que tampoco es una mala idea. Seguro que más de uno pensará que los ingenieros municipales lo habrán estudiado o incluso alguno está convencido de que no hay ninguna solución, pero si analizamos otros puntos de la ciudad, donde se repiten los mismos problemas cada vez que llueve, hay motivos para sospechar que, una vez que se recupera la normalidad, políticos y técnicos se olvidan del tema. Poco les importa las pérdidas económicas que puedan tener los comercios cuando sus locales se inundan, y debe darles una pereza enorme proyectar una solución definitiva, y sobre todo ponerla en marcha. Por eso lo mejor que pueden hacer los vecinos y comerciantes es solucionar los problemas por su cuenta. Y esperar que al año siguiente no llueve tanto.