Esta semana ha tenido lugar al fin, la exhumación del dictador Franco de su cripta en el Valle de los Caídos. Es esta una medida esperada durante más de cuarenta años por todos aquellos que realmente se sienten y son demócratas de verdad. Con el traslado de los restos del dictador se ha saldado una deuda con la democracia y se ha resuelto una desagradable anomalía histórica.

Estaba fuera de toda lógica, que uno de los grandes represores de la historia, una vez muerto reposara en un monumento erigido en su propia gloria y sobre los esqueletos de sus propias víctimas, cuyo único delito fue el haber defendido hasta el final un sistema político legalmente establecido.

Lo ocurrido esta semana es un paso más en la restitución de la dignidad de muchas familias de nuestro país que después de consolidado el golpe de estado, sufrieron en su carnes la brutal represión del nefasto personaje cuyo cuerpo ha sido trasladado hace unos días. Ahora hay que seguir haciendo justicia, trabajando con las muchas fosas comunes todavía existentes y ayudando a que los descendientes de los represaliados y asesinados del franquismo, puedan recuperar los restos de sus familiares y descansar de una vez por todas.

Indecente del todo ha sido la reacción de los familiares, haciéndose las víctimas de esta situación y aprovechando para seguir ensalzando las décadas de régimen dictatorial, con declaraciones totalmente fuera de lugar en la España actual y con la exhibición de símbolos preconstitucionales; cosas que deberían ser ilegales.

Pero igualmente criticable y reprobable ha resultado la reacción de varios partidos políticos ante el acto de exhumación del jueves. Las patéticas declaraciones de los dirigentes de Vox, no hacen mas que reafirmar su procedencia e ideología. Es este un partido que aprovechando las libertades que otorga la democracia, participan de la misma, con el único objetivo de acabar con ella.

Mención especial merece también la postura del PP, que curiosamente con unos dirigentes renovados y más jóvenes, están mostrando su cara verdadera y más conservadora, con declaraciones de sus cargos más destacados que son francamente reprobables, por definirlas de una forma educada, y que les acercan cada día más a las ideas de extrema derecha.

Lo mismo ocurre con Ciudadanos, arrojados ya descaradamente en brazos de Vox, al igual que los populares; y desesperados por hacer realidad el tripartito de extrema derecha de Andalucía, Murcia y Madrid, a la política estatal. Ambos partidos, PP y Cs se han puesto de perfil intentando pasar desapercibidos, si bien no han podido evitar que acabara saliendo su verdadero yo y han acusado al PSOE de remover innecesariamente el pasado; apostando por haber mantenido al dictador en el Valle de los Caídos. Con ello han demostrado su cobardía, ya que ninguno de los dos se atrevieron a votar en contra de la ley que ha acabado permitiendo la exhumación.

Capitulo aparte merece la sorprendente reacción de Unidas Podemos, acusando al Gobierno y al Presidente Sánchez, de haber llevado intencionadamente el traslado del dictador a los días previos a las elecciones del 10 de noviembre, para aprovecharlo electoralmente; olvidando que todo el proceso comenzó hace muchos meses y que han sido los diversos recursos de la familia Franco, los que han acabado con la reciente y definitiva decisión del Tribunal Supremo. Con ello, quienes están demostrando utilizar electoralmente la exhumación, no son otros que los dirigentes de Unidas Podemos.

Por dignidad democrática, deseable sería que el siguiente paso de la justicia, fuera una investigación a fondo de la procedencia de la fortuna y patrimonio de la familia del dictador, que acabara con la restitución a quien corresponda de todo lo obtenido por vía de expoliación por parte de un indecente e ilegal gobierno franquista.