Promesas vacías, discursos incendiarios o interés fingido se han repetido en este déjà vu electoral. El PSOE presenta un discurso basado en la reiteración de la necesidad de construir unas VPO que en cuatro años de gobierno no han conseguido edificar, después de no haber presentado una sola y triste iniciativa parlamentaria en toda la legislatura.
El PP parece acariciar el segundo diputado ibicenco y el senador tras el escándalo del Adlibgate y la decapitación del liderazgo del PSOE ibicenco, mientras rezan para que VOX no les usurpe demasiados votos y ello les impida erigirse como la alternativa al gobierno socialista.
Ciudadanos en Ibiza parece tener el mismo peso y relevancia en Mallorca que la agrupación de Albacete; prueba de ello es que su candidata al Congreso ostenta un lejano tercer puesto en la lista, mientras que la candidata al Senado ha reconocido públicamente que no rompería la disciplina de voto en el partido incluso si ello fuera en beneficio de la isla.
En Podemos luchan por sobrevivir con un vigor parlamentario que les permita exigir algún cargo en el probable gobierno en minoría de Pedro Sánchez.
VOX ya se presenta a estas elecciones con un discurso abiertamente racista, homófobo y populista. Los nostálgicos de Abascal repiten sus mantras carentes de proyecto y soluciones para el desbloqueo y la gobernanza, mientras reiteran un falso patriotismo que amenaza las libertades y los derechos de los españoles.
Es imperativo que España salga del desbloqueo y afronte los desafíos que acechan el país: la desaceleración económica, el conflicto catalán y la amenaza de un Brexit irreversible. En nuestras manos está decidir qué partido podrá hacerles frente con mayor solvencia y rigor, sin desviar la mirada de los problemas que pesan sobre Ibiza.